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"Las mujeres aún hoy, ganamos el 25% menos que los hombres"

Miércoles, 06 de marzo de 2013 22:06
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Michel Foucault dijo que la máxima aspiración del poder es la inmortalidad. Sin embargo, ese seductor, apasionante y arriesgado lugar sigue siendo un espacio masculino del que el colectivo femenino todavía está muy lejos. 

Las mujeres, salvo casos excepcionales, estuvieron relegadas a los ámbitos familiares, en donde se resaltaba una serie de virtudes que a su vez después no se valora en la escena política.

Las  mujeres aún hoy siguen luchando para conseguir un lugar de transformación en las instituciones.
Para conocer cuál es el papel de la mujer en el poder,  El Tribuno conversó con la senadora por Salta, Sonia Escudero de larga y prestigiosa trayectoria parlamentaria, para que nos diera su opinión.

¿El poder es vivido de manera diferente en el hombre que en la mujer?

Primero hay que hacer una diferencia entre la fuerza y el poder. La fuerza es algo individual donde una persona o unos pocos dominan a los demás. El poder es otra cosa, significa un esfuerzo más cognitivo. Desde ese punto de vista no habría diferencia entre varón o mujer, digamos desde el punto de vista del esfuerzo colectivo. La realidad en nuestro país aquí y ahora es que las instituciones tienen un perfil muy impregnado de la ideología patriarcal, por lo cual es muy difícil para las mujeres acceder a esos lugares de poder o instituciones donde el poder es muy masculino. Y me parece que lo que nos está faltando a las mujeres es definir el “para qué” queremos ingresar a esas instituciones y el para qué tiene que ver con un sentido de transformación, no es para llegar a una institución masculina y aceptar las reglas fijadas por el patriarcado sino llegar a las instituciones de poder con esa actitud de transformación. Esto que estoy diciendo muestra todas las dificultades que tenemos las mujeres para acceder al poder por dos situaciones: en primer lugar porque desde chicas se nos ha dicho cuáles son las virtudes femeninas y segundo porque la sociedad no valora esas virtudes consideradas femeninas. Entonces todo el esfuerzo de las mujeres está puesto en demostrar que tenemos la capacidad y que podemos desempeñarnos igual que los varones pero lo que nos está faltando es esa capacidad transformadora.

¿Se trata de un problema individual o colectivo?

Los problemas que tenemos para entrar a los ámbitos de poder y después en el ejercicio del poder, no son problemas individuales, sino que son problemas del colectivo femenino. Cuando tengamos conciencia de esa cuestión colectiva es cuando realmente vamos a empezar a transformar la sociedad. Esa transformación se está dando en algunos aspectos. Cuando miramos las estadísticas en acceso a la salud y a la educación, vemos que allí estamos en mayor igualdad. En educación las mujeres hemos superado a los varones y sin embargo eso no se ha traducido en cifras de igualdad en los ámbitos de ingresos, por igual trabajo no hay igual remuneración, en Argentina estamos pagadas un 25% por debajo de los hombres y esa igualdad tampoco se ve en el acceso al poder económico.

Las docentes de alguna manera siempre fueron vistas como la segunda madre...
Sí, como la mujer bondadosa, sacrificada, madre, pero estas no son las cualidades importantes en el ámbito del poder, en el ámbito de las instituciones donde se toman las decisiones.

El lugar del poder, es un lugar solitario?

Sí, el poder siempre es un lugar muy solitario, mientras más alto se sube más solo se está y no es solamente en el caso de las mujeres.
Nosotras lo que tenemos que trabajar mucho más en el ámbito femenino es el acompañamiento y el entendimiento de que esta lucha por la igualdad es una lucha colectiva y que las mujeres cuando accedemos a lugares de poder tenemos que tener esa visión solidaria y de que es una oportunidad en este largo camino de la lucha por la igualdad, de generar y empujar las transformaciones necesarias para que la vida de las mujeres más jóvenes se facilite y alcancen grados de igualdad con más rapidez.

¿Hay solidaridad de género entre las mujeres que están en política?

En algunas aspectos sí, en otros no. Hay que trabajarlo un poco más. Nosotras en el senado hemos logrado, con muchas dificultades y con muchos años de esfuerzo y de trabajo crear la Banca de la Mujer que es una comisión donde estamos todas las mujeres, y desde donde podemos tener incidencia en algunos de los temas de la agenda. Desde ese punto de vista en el senado hemos trabajado muy bien el tema del Femicidio, así logramos modificar el código civil para tipificar como delito especial el femicidio como el "homicidio de mujeres por el solo hecho de ser mujeres". Fue muy difícil lograr los consensos, pero gracias a esta fuerza que nos dio la Banca de la Mujer y la última modificación del Reglamento que nos permitió dictaminar logramos encaminar estos esfuerzos colectivos por encima de las diferencias partidarias o de bloque.


¿A qué llamamos la soledad del poder?

La esencia del poder es: tomar decisiones y asumir responsabilidades. Muchas veces existe esa soledad de tener que tomar una decisión y hacerse responsable de las consecuencias y en ese sentido es indiferente si se es hombre o si se es mujer. Muchas veces hay que tomar decisiones difíciles, duras, incluso surgió del propio mensaje de la presidenta en el caso del Convenio con Irán. Fue una decisión que tuvo que tomar y asumir las responsabilidades, después la juzgará la historia. Ese es el sentido de la soledad del poder.

La presidenta está sola o no escucha a los demás?
En el caso de Cristina, el no escuchar no tiene tanto que ver con la soledad del poder sino con su personalidad y con un modo de ejercicio del poder en el ámbito del kirchnerismo. Es un poco la continuidad del armado político del esposo.

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