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Las fuerzas de seguridad rusas detuvieron ayer en Moscú a 140 personas, entre ellas más de 30 extranjeros, sospechosas de participar en actividades islámicas radicales.
Según el comunicado del Servicio Federal de Seguridad, las detenciones se practicaron en una sola vivienda de Moscú que funcionaba como lugar de rezo para la comunidad musulmana. El FSB advirtió que en muchas ocasiones, tras visitar ese centro los fieles musulmanes adoptaban posturas radicales y entraban a formar parte de bandas armadas activas en el Cáucaso y otras zonas del territorio ruso.
Los detenidos fueron trasladados a la comisaría central del distrito sur de la capital para conocer su identidad. La detención coincidió con la reunión que mantuvo el presidente ruso, Vladimir Putin, con los miembros del Consejo de Seguridad de Rusia, con los que abordó, entre otras cosas, “la necesidad de ampliar la cooperación en la lucha contra el terrorismo”. Tras el atentado durante el maratón de Boston del pasado 15 de abril por dos chechenos, Putin ofreció su colaboración al presidente norteamericano, Barack Obama.