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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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El ilusionismo llega a Salta con René Lavand

Martes, 21 de mayo de 2013 23:55
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Para René Lavand, este tandilense hijo de asturianos que hoy cuenta con 85 años, casi todos dedicados al ilusionismo, su arte le vino de la vida. “Aprendí de la vida e intenté crecer. Es un acto involuntario que supe aprovechar y ya llevo casi toda mi existencia haciendo esto”, describió.

Recientemente llegado de Europa al país, tiene organizada una serie de actuaciones que, en el caso de Salta, tendrá su espacio este viernes, a las 22, en el Teatro del Huerto.

Lavand explica a El Tribuno que desde hace muchos años se acentúa su estilo. “Soy lentidigitador y no mago. Soy artista con estilo, creador de ilusiones con talismanes de cartón, como dijo Homero Manzi”, se describe y repite parte de ese verso “... 40 cartones pintados con palos de ensueño, de engaño y de amor...”.

Este especialista en cartomagia tiene la capacidad de asombrar aún más si se tiene en cuenta que solo trabaja con la mano izquierda, ya que un accidente automovilístico de la infancia le dejó solo parte de su brazo derecho. Fue él quien acuñó la palabra “lentidigitación” que, en contraposición a la prestidigitación, define a la ilusión ejecutada lentamente a fin de llevar la imposibilidad a su máxima expresión.

Cuando explica lo que significa ser un ilusionista, Lavand deja en claro que “magia es una palabra hermosa para aplicarla al amor, pero confunde a la gente. Yo no doblo cucharitas con la mente sino que hago juegos con cartas y otros elementos con los que logro crear ilusiones, que buena falta le hacen al mundo”.

En un show que dura una hora y media se establece un contacto directo e interactúa con la gente, que observa el juego de cartas apoyado con una pantalla donde se proyectan imágenes. “Debo cuidar mucho cada detalle para ocultar mi técnica y que no muera la ilusión”, dice y remarca que el objetivo es “seguir arrancando emociones en el público, arrimar poesía y asombro”.

Sobre esta profesión que lo llevó por el mundo durante tantos años y con la que tiene discípulos, finalmente Lavand señala: “He marcado algún rumbo; es una especialidad, un arte de engañar sin engaño”.

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