inicia sesión o regístrate.
La organización Techo está en Salta desde marzo de 2010 y desde entonces construyó 220 casas en distintos asentamientos.
Un voluntariado edificante. Más de 200 jóvenes respondieron a la última convocatoria de Techo y resignaron este fin de semana con amigos y parientes para dotar a familias carentes de recursos de su anhelo más grande: un lugar físico donde disponer su hogar. Sintieron en sus manos la capacidad transformadora de obrar un cambio. Los barrios seleccionados para esta jornada son Floresta, Cerámica y Juan Manuel de Rosas. Las casas son 25. Igual número los grupos familiares que recibirán a las cuadrillas formadas por entre cinco y ocho voluntarios, a quienes guiarán dos jefes. La casa que les construirán es un módulo de madera de 18 metros cuadrados (6 por 3 metros), formada por dos paneles de piso, seis paneles laterales, una puerta, dos ventanas, vigas de madera y techo de chapa zinc. Disponen la vivienda sobre 17 pilotes que la aíslan y protegen de la humedad.
Sistema solidario
En diálogo con El Tribuno, el titular de Techo en Salta, Maximiliano Solito, explicó que cada vivienda tiene un valor comercial de $10.500, de los cuales los beneficiarios deben abonar un valor simbólico cercano al 10% de ese monto, unos $700, además de colaborar en la construcción.
Esto permite recuperar en parte la sustentabilidad del sistema solidario y engrosa los fondos obtenidos de las donaciones.
Las convocatorias de voluntarios se realizan en las universidades e instituciones de educación terciaria, donde es más fácil captar a jóvenes de entre 18 y 30 años con vocación para comprometerse en el proyecto. A pesar de que estos llamados tuvieron mucho éxito, Solito señaló que “después de dos o tres veces que fuimos a las universidades, percibimos que la gente ya nos conocía, por eso ahora las convocatorias son por Facebook”.
Otra de sus acciones complementarias fue el relevamiento denominado Catastro -llevado a cabo el 27 y 28 de abril de este año- con la participación de más de 500 personas, que sondearon sobre la ubicación y características sociales y urbanas de villas y asentamientos de Gran Salta y otras ciudades del país. La información recogida permite conocer la cantidad de familias que viven en esas zonas y en qué condiciones. Ahora se proponen repetir ese informe cada dos años.