inicia sesión o regístrate.
Aunque muchos prefieren en una instancia final llegar de “punto” y sin hacer ruido, Gimnasia y Tiro volvió a calzarse ayer la pilcha de candidato, el elegante sports, el traje de equipo protagonista que sale a jugar sin descuidar su arco. Y mostró que cuando está en sus mejores noches puede sobrarle con dos o tres individualidades para definir un pleito cuando otras tantas están abocadas a defender o a cuidar un resultado.
En una noche de reencuentros, el albo volvió a enamorar a su gente en el Gigante del Norte, al vencer por 3 a 1 a Rivadavia de Lincoln (había ganado 1-0 en la ida) para asegurarse con holgura su pasaporte a los cuartos de final, mientras aguarda para hoy la confirmación de su rival. Y lo que es mejor, el albo volvió a reencontrarse con aquella solidez que lo caracterizó, logrando mixturar orden, una impecable tarea táctica, solvencia defensiva y el fuego de sus individualidades, para liquidar el pleito con frialdad, sin descuidar la retaguardia y pese a los pormenores del complemento (jugó todo un tiempo con un hombre menos por la expulsión de Rodrigo López y sintió el cansancio de tanto viaje y desgaste).
A los 19' apareció Agudiak luego de una interminable corrida para inflar la red con un “sablazo” rasante y poner el 1 a 0, que partió en dos la estructura anímica de un Rivadavia con jugadores veloces y picantes, pero sumido en la desesperación por revertir la serie y con una defensa que era una invitación en cada contra. Luego llegó Rodrigo López, para desviar la trayectoria del balón tras un tiro libre de Vezzani y descolocar a Vallejos (2-0 a los 28'). Como contrapartida, Ciacchieri puso dramatismo en el final del primer tiempo. Así y todo, el albo generó siete situaciones en posición de gol en esa etapa.
En el complemento el libreto era el mismo: un Rivadavia acelerado y un Gimnasia sólido y compacto, pero con el correr de los minutos el rival empezó a ganar terreno. Tras la expulsión de López, Ianiero pasó a segundo marcador central y el equipo resignó consistencia en el medio, pero sin perder el orden y la convicción, con individualidades como Leandro Zárate y Agudiak corriéndolas todas y en un nivel superlativo. Así, llegó el tercero: una notable guapeada del Toro (44') -caño incluido a Barbero-, pisó el área, tocó atrás y habilitó al ingresado Ascencio, quien selló el pleito con un “fierrazo”.
Bajo la lupa
Martín Perelman (6): Pese a un “blooper” en el complemento, que le podría haber costado un gol en contra, el ratificado arquero de Gimnasia empezó a justificar la elección de Riggio por sobre Mulieri.
Esteban Burgos (6): Fue un arma punzante por el carril. Manejó los relevos a la perfección, sin descuidar la marca.
Sergio Plaza (6): Seguro y firme, transmitió tranquilidad.
Rodrigo López (7): Pese a la expulsión, fue lo mejor de la defensa, una muralla en el primer tiempo. Marcó el segundo gol y casi el tercero, jugo muy bien hasta que lo ec haron.
Rubén Villarreal (6): Se impuso con carácter y se bancó el rigor del rival.
Ivo Chaves (6): También fue blanco del juego brusco de la visita. Hizo un buen partido hasta que su cuerpo dijo basta y se retiró lesionado.
Diego Ianiero (6): Se preparaba para ser suplente, hasta que una lesión de Young en el calentamiento previo lo mandó de titular. Sacudió el palo al minuto de juego con un bombazo y cumplió, en el medio y en la defensa. Bien.
Matías Ceballos (6): El nuevo esquema de juego le permite soltarse más y mostrar sus pinceladas. Hasta tuvo el gol en sus pies, tras una perfecta habilitación de Zárate.
Sebastián Vezzani (6): De a poco, empieza a recuperar el nivel perdido. Cumplió.
Iván Agudiak (7): El Toro convirtió el golazo clave que desmoralizó a Rivadavia y abrió la llave a cuartos. Y dejó dos rivales en una baldosa en la elaboración del tercero de Ascencio, que liquidó el pleito
Leandro Zárate (8): La gran figura. Gimnasia capitalizó sus dotes de “9 pícaro”. Pivoteó, las peleó a todas, aguantó lo que le tiraron, gambeteó y se retiró ovacionado.