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9 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Murió Jim Lovell, el astronauta que inmortalizó la frase “Houston, tenemos un problema” y salvó al Apolo 13

El comandante de la misión Apolo 13, que en 1970 enfrentó una explosión a cientos de miles de kilómetros de la Tierra y logró traer a su tripulación sana y salva, murió a los 97 años. Fue uno de los héroes más recordados del programa espacial estadounidense y el único hombre que viajó dos veces a la Luna sin pisarla.
Sabado, 09 de agosto de 2025 09:03
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El legendario astronauta Jim Lovell, protagonista de una de las gestas más dramáticas y admiradas de la historia espacial, falleció este viernes a los 97 años. En abril de 1970, como comandante del Apolo 13, pronunció la célebre frase “Houston, tenemos un problema” tras una explosión a bordo de la nave y, contra todo pronóstico, guió a su tripulación de regreso a salvo.

La NASA lo recordó como el hombre que “convirtió una potencial tragedia en un éxito” y como un líder que encarnó el espíritu de la exploración espacial. Decenas de millones de personas siguieron por televisión el momento en que Lovell, junto a Jack Swigert y Fred Haise, amerizaba en el océano Pacífico tras cuatro días de tensión que paralizaron al mundo.

James Arthur Lovell Jr. nació el 25 de marzo de 1928, apenas un año después del vuelo histórico de Charles Lindbergh sobre el Atlántico. Su fascinación por los aviones comenzó en la infancia, pero la tragedia golpeó pronto: a los 5 años perdió a su padre en un accidente automovilístico.

Su madre, Blanche, trabajó sin descanso para sostener a la familia, y la universidad parecía un sueño inalcanzable. A los 16 años, Lovell ya mostraba un espíritu inquieto: construyó un cohete casero con pólvora, lo encendió y lo vio explotar a 24 metros de altura. Un juego peligroso que, para él, era algo más que una travesura.

Formación y servicio naval

La oportunidad llegó con la Marina de Estados Unidos, que tras la Segunda Guerra Mundial buscaba nuevos pilotos. Lovell ingresó a un programa que le permitía estudiar mientras se entrenaba como piloto de combate. Luego se trasladó a la Academia Naval en Annapolis, donde conoció a Marilyn Gerlach, su novia de la secundaria y futura esposa, con quien estuvo casado más de 70 años.

Graduado en 1952, se especializó en operaciones nocturnas de aterrizaje de jets en portaaviones, una tarea solo apta para los más arriesgados.

De los “Nuevos Nueve” al Apolo 8

En 1958, Lovell intentó ingresar a la NASA en el marco del Proyecto Mercury, pero una afección hepática temporal frustró su candidatura. Cuatro años más tarde, superó todas las pruebas y fue elegido entre los “Nuevos Nueve” astronautas que llevarían a cabo el sueño del presidente John F. Kennedy de llegar a la Luna.

Su primer vuelo fue en la misión Gemini 7, en la que junto a Frank Borman demostró que los humanos podían sobrevivir dos semanas en el espacio. Luego comandó el Gemini 12 junto a Buzz Aldrin, probando que era posible trabajar fuera de la nave durante largas horas.

En 1968 integró el histórico Apolo 8, la primera misión que orbitó la Luna. Desde allí, junto a sus compañeros, captó la famosa imagen del “Amanecer en la Tierra”, que dio la vuelta al mundo y se convirtió en un símbolo de la fragilidad y belleza del planeta.

Apolo 13: fracaso y gloria

El 11 de abril de 1970, Lovell, Swigert y Haise partieron en el Apolo 13 rumbo a la Luna. A 320.000 kilómetros de la Tierra, una explosión en un tanque de oxígeno inutilizó el módulo de mando y puso en riesgo la misión y sus vidas.

Creo que tenemos un problema aquí”, dijo Swigert. Lovell repitió la frase para Control de Misión: “Houston, tenemos un problema”. Era el inicio de una carrera contra el tiempo.

La tripulación debió refugiarse en el módulo lunar Aquarius, diseñado para dos personas por dos días, y usarlo como bote salvavidas para tres hombres durante casi cuatro. Sin calefacción, con raciones mínimas de comida y agua, y con el riesgo de que el escudo térmico estuviera dañado, lograron reingresar a la atmósfera y amerizar sanos y salvos.

Para la NASA, fue su mayor fracaso técnico… y su hora más gloriosa.

Retiro y legado

Lovell se retiró de la Marina en 1973 y llevó una vida discreta, aunque su historia fue revivida en 1995 con la película Apollo 13, protagonizada por Tom Hanks. Él mismo tuvo una breve aparición en el filme, vistiendo su uniforme original, fiel a su rango real: “Me retiré como capitán, y capitán seguiré siendo”, dijo.

Con su muerte, se despide a uno de los más grandes héroes de la exploración espacial, un hombre que unió al mundo dos veces: en el Amanecer en la Tierra del Apolo 8 y en la dramática odisea del Apolo 13.

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