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Soy un argentino de 65 años de edad que con esfuerzo, sacrificio y trabajo compré un automóvil. Contraté un seguro contra terceros tal como manda la ley, pero lamentablemente terminé estafado. El 12 de marzo de 2013 tuve un accidente con mi coche al ser chocado por otro. De inmediato comuniqué el siniestro a mi aseguradora: “La Federal Seguros”. El 26 de marzo entregué, de acuerdo a lo convenido, un presupuesto de reparación a “La Segunda Seguros” (aseguradora del otro coche), sin que hasta la fecha se me haya solucionado el problema. Ante la dilación mal intencionada, dos veces denuncié el proceder anormal de las aseguradoras ante la Superintendencia de Seguros de la Nación; sin embargo, no consigo se solucione mi problema.
Pregunto: ¿estamos condenados a ser víctimas de empresas dedicadas únicamente a buscar beneficios económicos, antes que a solucionar los problemas de sus asegurados?