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Ayer se conocieron nuevos detalles relacionados con el caso de Julio Toledo, el remisero salteño ejecutado en las laderas del dique Las Maderas, en la provincia de Jujuy. Se trata del hallazgo de un chaleco de la víctima a un costado de la ruta provincial 42, a unos 800 metros del lugar donde lo asesinaron, y de una quinta vaina servida de la pistola 9 milímetros con la que le dieron muerte. Como para agregarle mayor misterio al hecho, se confirmó que junto al cadáver de Toledo había una bolsa con elementos de pesca, algo que se había mantenido en reserva y que El Tribuno pudo conocer por boca de los empleados de Recursos Hídricos de la provincia de Jujuy, quienes fueron los primeros en detectar el cadáver del remisero a un costado del camino que bordea el dique. Esto sucedió quince minutos después de que el sereno de un camping cercano escuchara los estampidos, alrededor de las 13.30 del jueves pasado.
El cadáver estaba en un callejón que usan los pescadores para acceder al complejo hídrico, a unos cuatro metros del camino principal. “Estaba a la vista, y si lo hubieran querido hacer desaparecer podrían haberlo tirado por el barranco que está ahí nomás para que cayera al dique”, señaló Carlos Alberto Barrios encargado de control del complejo. Sus compañeros Enrique Gareca y Francisco Ochoa coincidieron en que todo indica que a Toledo lo hicieron descender del auto Suran color negro que conducía y lo ejecutaron a un costado del camino. “Había huellas claritas de que lo arrastraron hasta el callejón y lo dejaron boca abajo”, describieron. Las personas consultadas por este medio fueron categóricas en sus expresiones al señalar que se necesita mucha audacia para cometer semejante crimen a plena luz del día, en un camino transitado con frecuencia por camionetas, autos, motos, bicicletas y gente de a pie, y en cercanías de un camping. A unos 600 metros está el cruce de las rutas nacional 9, que conduce a La Caldera por el camino de cornisa, y la provincial 42, que va a Monterrico. Si el objetivo era el robo, él o los homicidas podrían haber accedido a cualquiera de esas vías, donde la geografía se presta para ocultar o hacer desaparecer un cadáver. La extrema impunidad con que se manejaron hace suponer que los autores tenían pleno dominio del escenario y las vías de escape accesibles para desaparecer con el auto, que hasta el momento no pudo ser localizado. Gareca vio pasar al Suran frente a la casilla de Recursos Hídricos en dirección a Monterrico y escuchó el chirrido de una frenada luego de superar una curva. En ese lugar arrojaron el chaleco de la víctima lo que sustenta con más fuerza la teoría de la impunidad.
Demasiado sospechoso
El crimen de Toledo tiene detalles que son por demás llamativos. A las 10 de la mañana del jueves pasado, Toledo salió en el auto Suran color negro con un pasajero que se presentó en la remisera ubicada en Manuela G. de Tood al 1300 requiriendo un servicio a la capital de Jujuy. Toledo avisó por radio que pasarían por Gemes para levantar a otros dos pasajeros. Alrededor de las 13.30 un vehículo de similares características detuvo su marcha en el camping El Volcán, en el dique Las Maderas. El sereno del predio, Ramón Cáceres, dijo que descendió un hombre delegado, tez morena, de estatura media, pelo corto, de unos 40 años, con la intención de alquilar un catamarán. No se trataba de Toledo, quien era bajo y robusto. Cáceres cree que el visitante iba solo y minutos después escuchó los disparos donde el remisero apareció asesinado. Pasadas las 13.30 Enrique Gareca, empleado de Recursos Hídricos, vio pasar al auto frente a la casilla que ocupa el personal en dirección a Monterrico. Alcanzó a ver solo al conductor, con rasgos similares a los descriptos por la operadora de la remisera La Veloz del Sur. Si esta es la misma persona que contrató el servicio ¿es posible que se haya expuesto demasiado? La familia Toledo se quejó del proceder de la Policía jujeña desde un primer momento. Néstor Toledo contó que luego de tomar conocimiento de que su hermano no había regresado del viaje a Jujuy, el jueves a la noche salió a buscarlo.
“Cuando llegué a la Policía Lacustre del dique pregunté si tenían conocimiento de algún hecho en la zona y me respondieron que nada había pasado, que todo estaba tranquilo”, dijo. Luego se enteró que habían hallado a un persona asesinada en la zona. “Me explicaron que se trataba de un NN y cuando pedí verlo me respondieron que eso dependía del fiscal y se negaron a darme más información”. Los Toledo expresaron sus molestias porque no conocen el resultado de la autopsia ni el curso de la investigación y por eso el martes se trasladaron a Jujuy para entrevistarse con el fiscal Darío Osinaga. “El fiscal nos dijo que la investigación está en curso, que se mantiene el secreto del sumario y que recién la próxima semana nos podemos constituir como querellantes”, dijo el abogado Guillerno Al berto.