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Los ladrones motorizados empezaron a delinquir con mayor frecuencia en la vía pública a mediados de 2007 y rápidamente se transformaron en un peligro para la sociedad salteña.
En un primer momento estos motochorros arrebataban carteras, portafolios y otros objetos de valor que las víctimas transportaban en la calle. Sin embargo, con el tiempo fueron evolucionando y generaron mayor preocupación.
Tiempo después, estos delincuentes conformaron bandas y realizaron operaciones logísticas como entraderas y salideras bancarias.
En la mayoría de los casos registrados, los ataques fueron en cajeros automáticos y sedes de bancos. Los malvivientes esperaban a sus víctimas y unas cuadras más adelante les arrebataron el dinero extraído.
Este tipo de hechos son una novedad en la provincia y muestran el desmesurado avance de los ladrones dentro del territorio salteño.
Por si fuera poco, los motochorros también se transformaron en piratas del asfalto.
Estos delincuentes son asaltantes de camiones, cuyo modus operandi consiste en bloquear el paso de sus víctimas con otros vehículos para luego apoderarse del dinero y/o la carga que se transporta en los rodados de gran porte. Habitualmente, estos actúan con armas de fuego.
Si bien se trata de un delito más frecuente en rutas y caminos alejados que en los centros urbanos, en esta capital se registró un hecho alarmante el 28 de junio pasado, cuando tres hombres armados intentaron asaltar a los tiros a un camionero y su acompañante.
El hecho ocurrió a las 3.20 en la calle 16 de Setiembre al 270, casi esquina La Florida, en villa San Antonio.
El conductor, Gabriel Esteban Gómez (36), un repartidor lácteos de la empresa Cristian Distribución, circulaba por la zona con un acompañante, Cristian Ramón Arregue (25), a bordo de un camión Scania rojo con acoplado, dominio KXU294. Se dirigían al barrio villa Palacios cuando fueron rodeados por los maleantes en inmediaciones de la plaza Macacha Gemes y Gómez, desesperado, avanzó, aplastó la motocicleta y continuó el recorrido por calle La Florida, arrastrándola unas cinco cuadras aproximadamente.
Por último, días atrás quedó al descubierto la nueva modalidad delictiva: los rompevidrieras, que también usan motos y entran a robar con cascos para no ser identificados.