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Una serie de atentados en Irak enlutó el Ramadán: 61 muertos

Domingo, 11 de agosto de 2013 01:15
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Una serie de atentados que se registraron ayer en Irak, al final de las celebraciones del Ramadán, provocó la muerte de 56 personas y dejó a otras 200 heridas. Las autoridades de ese país no dudaron en asegurar que la fiesta fue una de las más sangrientas de los últimos años.

Once coches bomba sunitas y chiitas estallaron en varios barrios de la Bagdag. Otro explotó en Tuz Khurmatu, a 175 kilómetros al norte de la capital iraquí Bagdad, y otro en Nasiriya, a 300 kilómetros al sur de esa ciudad. Al menos 29 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas en Bagdad; en Tuz Khumartu murieron nueve personas, entre ellas tres policías, y en Nasiriya hubo dos víctimas fatales, según fuentes policiales y médicas.

Los registros oficiales indican que los atentados, perpetrados durante las celebraciones del fin del mes santo musulmán del Ramadán, dejaron más de 200 heridos. Entre los blancos en la capital iraquí se cuentan lugares de mucha concentración: tres mercados, dos cafés y un restaurante. Creen que los ataques fueron perpetrados por grupos sospechosos de estar relacionados con Al Qaeda.

Este mes fue particularmente sangriento en el país con más de 800 muertos. Según Naciones Unidas, más de mil personas murieron en julio víctimas de la violencia, en el balance mensual más elevado de los últimos cinco años en Irak.

Un lugar violento

Ayer, cinco personas murieron en distintos episodios de violencia en Irak, dos de ellos en Bagdad. En la capital, una bomba en el barrio de mayoría sunita de Jihad, en el oeste de la ciudad, mató a dos personas e hirió a seis. Un teniente coronel del Ejército fue asesinado en su casa, en el sur de Mosul, en el norte del país.

El responsable local de la región de Al Nil, en el sur de Bagdad, Hamid Kadhum, y su hijo, también fueron asesinados en sus casas por hombres armados. La esposa del funcionario fue herida.

Según expertos, los actos de violencia podrían ir en aumento debido a la parálisis política del Gobierno, mientras el país se repone difícilmente de varios años de una guerra que dejó miles de muertos.

Durante el mes sagrado suele incrementarse la violencia, dado que los yihadistas estiman que sus ataques están más justificados. Pero este Ramadán fue más violento que otros. Las autoridades gubernamentales atribuyen este incremento de los ataques al conflicto que asola la vecina Siria y acusan habitualmente a países extranjeros de fomentar la violencia.

Pero la crisis política que opone a la mayoría chiita con los sunitas, que dominaban bajo Saddam Hussein, sirve también a los intereses de los extremistas.

Los sunitas, que acusan a las autoridades de querer marginalarlos políticamente, llevan a cabo manifestaciones desde fines del año pasado acusando al Gobierno de llevar a cabo detenciones arbitrarias.

Las autoridades hicieron algunas concesiones, liberando a varios miles de presos y aumentando el salario de los combatientes sunitas que luchan contra la red Al Qaeda.

Pero los atentados a gran escala volvieron a golpear desde abril, luego de que las autoridades mataran a decenas de manifestantes sunitas en Hawija. Además, el Gobierno se muestra incapaz de asegurar los servicios básicos, en particular una inestable energía eléctrica, y muy pocas leyes fueron adoptadas desde las elecciones legislativas de 2010.

El iraquí es un gobierno de coalición en el que todos los grandes partidos están representados, pero sus dirigentes pasan la mayor parte del tiempo intercambiando críticas.

 

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