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Desde el mes de noviembre del 2012 soy trasladado, una vez por semana, a la provincia de Tucumán, donde me atiende un medico toxicólogo, por una enfermedad profesional que adquirí en mi trabajo.
Los traslados brindados por la ART SMG son negligentes, ya que contratan un servicio de remis de la empresa Remis Salta, que viola las leyes de tránsito y lo hacen sin tener en cuenta que trasladan una persona enferma.
Tuvimos dos hechos de golpes debidos a accidentes por el exceso de velocidad de las unidades, que empeoraron mi estado de salud, por lo que en el expediente N§ 25137 formalicé la denuncia antes la AMT en el mes de febrero.
En la misma adjunté copia de las consecuencia del negligente traslado brindado por esta empresa, adjunté copia de los tickets donde se demuestra que se exceden en los límites máximos de velocidad; presenté copia del video donde se ve las violaciones de tránsito que se realizan; presenté certificados médicos de los golpes que sufrí a causa del irresponsable traslado, con todas esas pruebas más el testimonio de mi acompañante.
Solicite a la AMT que aplique un sanción correctiva y preventiva, para que la empresa Remis Salta sepa que cuando traslada personas tiene que hacerlo de manera correcta.
Pero el contador Carrizo de la AMT y el Sr. Gabriel Pérez de la AMT, hacen dormir el expediente en sus escritorios ya que como se pide sanción sobre la empresa, ellos dilatan la resolución, con la única intención de que quede esta sanción en la nada.
Esto es un claro beneficio de los varios que otorga la AMT a los dueños de agencias de remises, sin importarles la manera que se desempeñan las empresas.
Solo parece importarles que no levanten pasajeros en el centro, ya que como este hecho demuestra, las empresas y sus dueños, no están capacitadas para brindar un servicio de traslado como manda la ley 24.449 y la ley 7.322.
Tampoco éstas empresas cumplen con los Reglamento de Servicio Impropio de Taxis y Remises, pero parece importar más cuidar al empresario que al usuario.
Es una vergenza el desempeño de las autoridades metropolitanas de transporte. Esto demuestra una vez más que a ninguno ni a nadie le importa la gente; solo quedar bien con los grandes empresarios.
Parece que hay corrupción de los empleados de la AMT, ¿no?
Ricardo Gallego
Cerrillos