inicia sesión o regístrate.
El cuervo espigado, rapaz, con el pecho inflado, pico punzante y alas fuertes que parecía ser el nuevo modelo de Central Norte, hoy es un ave de vuelo bajo y con las alas rotas. Tras un paupérrimo encuentro en la fría noche en el Matearena, Central Norte obtuvo su primer punto al igualar en condición de local, 0 a 0 con Guaraní Antonio Franco, tras padecer cuatro derrotas consecutivas. El clima es tenso, el disconformismo del hincha es general y la incertidumbre es creciente.
Las “mochilas” parecían repartirse y pesarle a cada jugador cuervo cada vez que tocaban la pelota. Central arrancó perdido y dejando a la luz sus alarmantes yerros defensivos, ante un Guaraní práctico y atildado, con un Pereyra afilado, que dejaba a los delanteros en clara posición de gol. Tal es así que a los 6', Noir habilitó a Barreto y el charrúa estrelló su remate en el palo derecho de De Giorgi. Desde el inicio mismo, el caño y la injerencia del “uno” comenzaron a hacerle un guiño al cuervo, que merecía irse al descanso un gol abajo; no sólo por los méritos del cruzado, sino también por los bajísimos niveles individuales de un equipo inconexo que lucía perdido. Con el correr de los minutos, el equipo salteño, presionado por su público, se animó a través de arrestos de Magno y Altamirano, pero su intentona era más producto de garra que de fútbol. Pero el último cuarto de hora del primer tiempo plasmó la peor versión azabache. Las letales contras de la visita desnudaban la asombrosa permeabilidad de la última línea, que de milagro no pagó con gol sus fallas en los minutos finales: Pereyra dejó solo a Noir y este remató desviado (32'), De Giorgi despejó con buenos reflejos un testazo de Gamarra (37') y otra vez Noir terminó ahogado en un mano a mano ganado por el “uno” de Central. Los de Coleoni la pasaban mal en cada contra ante un Guaraní que le manejó la pelota en todos los sectores.
Empujado por la presión asfixiante de su realidad y de su público y herido en su orgullo, el cuervo salió con una vehemente actitud en el complemento y arrinconó a los misioneros.
Pero le faltó la profundidad ante cada asesto, que ni siquiera encontró con el ingreso del veloz Comini. La enjundia, la garra y la vergenza deportiva caracterizó a cada jugador en la etapa final, pero el factor nervios y la baja cotización de las ideas hizo que se escurran los minutos rumbo a una nueva decepción, mientras a pura garra se embarullaba en el área.
El cuervo sigue sin poder ganar, juega mal, carece de ideas y los cuestionamientos crecen.
Fue un concierto de malestar y reproches
El hincha de Central Norte volvió a toparse con una función de escaso vuelo futbolístico de un equipo que, si bien mejoró sustancialmente en el aspecto actitudinal en el complemento ante Guaraní, sigue brindando una pobre imagen a sus seguidores, que se marcharon otra vez con una sensación amarga. Cuando el cuervo la pasaba mal en el primer tiempo, comenzaron a llover los insultos y los cuestionamientos al DT Gustavo Coleoni desde las plateas, exigiéndole cambios y aquellas respuestas que el equipo mismo no supo transmitir en cancha otra vez, pese a sumar su primer punto tras cuatro derrotas consecutivas.
Y en el complemento, la voz del disconformismo se hizo oír en la popular azabache. Y la demanda era lógica: “jugadores, a ver si ponen h... que no juegan con nadie” o “la camiseta del cuervo se tiene que transpirar” fueron los principales hits de la noche de epílogo de invierno en un mundialista que no se “vistió” como se esperaba (apenas 2 mil personas acompañaron al equipo).
La dirigencia azabache “banca” a Gustavo Coleoni, quien, en un buen gesto, optó tras el encuentro por darles un espaldarazo a sus jugadores, para descomprimir las tensiones.
“En el segundo tiempo el rival no pateó al arco. Nosotros pudimos sostener y salir de este mal momento. Todos queremos ganar para salir de esta situación, pero empezamos sumando un punto, aunque no sea lo ideal. Es muy difícil estar en un club grande como Central Norte, más cuando las cosas no salen, la presión en la cancha se siente. El segundo tiempo de Central fue con mucho amor propio”, fue el mensaje con el “vaso medio lleno” que dejó el Sapito, para bajar los decibeles tras otro encuentro para el olvido.-