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Droga, amenazas y una golpiza en un colegio

Viernes, 20 de septiembre de 2013 12:54
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La violencia y la droga son un flagelo que abarca día a día nuevos escenarios y espacios. Los colegios e instituciones educativas no han logrado escapar a esta problemática latente.

La madre de una adolescente de 14 años, que asiste a la escuela técnica Nº 3141 de Ciudad del Milagro, denunció que su hija sufre persecución por parte de un compañero de curso, que quiere incitarla a consumir drogas o en su defecto a venderlas. Ante la negativa de la jovencita y de la visita de su madre al establecimiento, para informar la preocupante situación, la estudiante fue atacada por una desconocida que dijo ser hermana del acusado, el miércoles, a la salida del colegio.

El colegio alberga a 500 adolescentes de entre 14 y 17 años y, según el relato de la vicedirectora del establecimiento, no cuenta con psicóloga ni con psicopedagoga.

Cursando su primer año de la educación media, la adolescente contó junto a su madre, quien se encuentra desbordada por la situación, lo difíciles momentos que está viviendo desde hace varios meses.

“El compañero de curso de mi hija le ofrece drogas para el consumo o la venta desde hace tiempo, todo esto adentro de la institución.

Yo, cuando me enteré, hablé con la directora y dejé todo asentado en un acta, pero hasta el momento no hicieron nada. Cuando mi hija fue golpeada, luego de recibir varias amenazas, me presenté nuevamente en la institución. Cuando le pregunté qué había pasado con lo que le plantee, ella me respondió: ‘No tengo tiempo, tengo muchas cosas para hacer’. En ese momento dejé otras dos actas con lo ocurrido y denuncié la situación en la comisaría”, contó la mujer.

Mientras un equipo de periodistas de El Tribuno se entrevistaba con la madre, la adolescente llegaba del colegio acompañada de su hermano.

En su rostro se percibía la tristeza y el miedo con el que vive hace meses en el colegio.

Miró a su mamá y comenzó a llorar desconsoladamente, la abrazó y le dijo: “No quiero volver a la escuela, ese chico me mira desafiándome todo el tiempo”.

“Fui a la comisaría y denuncié las lesiones que sufrió mi hija; la respuesta que me dio la directora y el hecho de que nunca me dieron una solución. Ahora no sé si cambiarla de colegio; quiero una solución inmediata. Creo que es lo mínimo que podemos pedir”, contó la mujer.

Durante la visita de este matutino en la casa de la estudiante, ella junto a su madre describieron los envoltorios que lleva su compañero al colegio y que son los mismos que le ofreció para consumir o en su defecto para vender: “Son pedacitos de papel que tienen como un pasto adentro, con un olor muy fuerte. Una vez se le cayó uno de la mochila, se parecía a los ‘chasquibum’, esos cohetes que tiran los niños en Navidad. Después nos mostró una pelotita, pero no sé qué tenían adentro y finalmente unos paquetes blancos, como borradores. Eso es lo que me ofreció o quería que venda”, contaron.

La situación que demuestra el avance de la violencia y el consumo de drogas tiene desesperados a los familiares de la jovencita, que no saben qué hacer y admiten sentirse desprotegidos por la institución.

El Tribuno se presentó en el establecimiento en dos oportunidades y nunca logró hablar con la directora del establecimiento, Dora Saravia.

Por otro lado, una de las vicedirectoras expresó: “Estamos constantemente en los pasillos, los baños y las aulas, nunca vimos la circulación de drogas, pero tampoco podemos decir que no hay. A los profesores del alumno les pedimos eleven informes por escrito. Además, citamos a los padres del adolescente para el día lunes, allí esperamos evacuar dudas”. Durante la tarde este matutino se comunicó telefónicamente con la escuela técnica para hablar con la directora, pero la respuesta fue que en ese momento se encontraba en una reunión y no podía atender llamadas.

 

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