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Una elección que no fue casual. La segunda visita apostólica realizada fuera de Roma por el papa Francisco, fue a la isla de Cerdeña, una de las regiones de Italia más golpeadas por la crisis económica. Con permanentes alusiones a su pasado y fuertes definiciones de contenido político y social, el Santo Padre reclamó ayer empleo digno y condenó el sistema económico actual que tiene como “ídolo el dinero”. Lo hizo durante un encuentro con desocupados y empresarios en la capital de la isla, la ciudad de Cagliari, considerada “la Buenos Aires italiana”.
“Luchemos todos juntos contra el ídolo dinero, contra un sistema sin ética, injusto, en el que manda el dinero”, exhortó en el marco de una visita a la capital de la isla de Cerdeña, donde se venera a la virgen de Bonaria, advocación que dio origen al nombre de la ciudad de Buenos Aires.
Allí, Francisco expresó su “solidaridad con los jóvenes desempleados, los que tienen un trabajo precario, los empresarios y comerciantes con problemas para seguir adelante”.
“Es una realidad que conozco bien por la experiencia que tuve en Argentina. Por ello les digo: íCoraje! Tenemos que encarar este desafío histórico con solidaridad e inteligencia”, alentó.
El Pontífice también recordó los sufrimientos que padeció su familia al emigrar a la Argentina a principios del siglo XX. “Mi padre partió lleno de sueños y sufrió la crisis del 29. Perdieron todo, no había trabajo. Hablaban de ello, sentí ese sufrimiento, lo conozco bien”, aseguró.
“Perdónenme por estas duras palabras, pero donde no hay trabajo falta la dignidad”, aseveró.
Tras sostener que “vivimos las consecuencias de una decisión mundial, de un sistema económico que lleva a esta tragedia”, advirtió que “dos generaciones de jóvenes no tienen trabajo, el mundo así no tiene futuro”.
“Para defender ese sistema idólatra, se deja caer los extremos más débiles, los ancianos, los cuales no tienen un lugar en ese mundo. Se trata de una eutanasia escondida. También caen los jóvenes, que no encuentran su dignidad”, precisó.
Luego del encuentro, el Papa presidió una misa frente al templo dedicado a Nuestra Señora de Bonaria, advocación a la Virgen que dio origen al nombre de la ciudad de Buenos Aires. La celebración eucarística fue seguida por unos 100.000 fieles, entre ellos numerosos enfermos llevados en camillas. También participó el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri y su esposa e hija.
El 15 de mayo, Francisco explicó los motivos de su visita a Cagliari al afirmar que “entre la ciudad de Buenos Aires y Cagliari hay una hermandad antigua. Cuando se fundó la ciudad de Buenos Aires, su fundador, don Juan de Garay, quería llamarla Ciudad de la Santísima Trinidad, pero los marineros que lo habían llevado hasta allí eran sardos y querían que la llamasen Ciudad de la Virgen de Bonaria”, dijo.
“Hubo una discusión y al final llegaron a un acuerdo, pero el nombre de la ciudad resultó muy largo: Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora de Bonaria. Pero, claro, era tan largo que quedaron sólo las últimas palabras: Bonaria: Buenos Aires, en recuerdo de la imagen de ustedes de la Virgen de Bonaria”, recordó Francisco.