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A casi dos meses de la desaparición física de Eduardo Falú, brillante guitarrista y compositor, no quiero quedarme sin rendirle mi más gentil homenaje. Esto, porque considero que al ámbito del folclore lo pueblan grandes autores, compositores, poetas, músicos, bailarines, intérpretes y mucha otra gente más, con profundo sentimiento familiar. Y en esta multitudinaria familia, don Eduardo Falú, ha sido, es y seguirá siendo, pese a su ausencia, como un padre. Como el hombre mayor al que, históricamente, se rinde respeto y admiración por su indiscutible trayectoria. Por todo esto es que, junto a la feliz imagen de mi hija, bailando una cueca "como una plumita, ay, que anda en el aire", le ofrezco a su memoria, mi humilde poesía, titulada "Amigo de oídas", la cual dice así: ""Pucha" compadre, la muerte no me duele como desaparición, pero, sí, me entristece como culminación de un tiempo compartido con un amigo, al cual, sin haberle jamás estrechado la mano, sentí como padre, compadre y hermano. Don Eduardo fue uno de esos amigos que no se eligen; amigos que nos da la vida sin preguntarnos siquiera si queremos o no aceptarlo. Amigo de oídas (a la distancia) de mis antepasados, mío y de mis hijos, eso fue don Eduardo; un himno encarnado, un germen de cultura, una estrella en nuestro suelo. Por eso, elevo mi canto al aliado de la virtud, al artista genial y emblemático: don Eduardo Falú".
Daniel E. Chávez
S.M. de Tucumán