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Un caso en Misiones, otro en Tucumán. Dos estudiantes fueron atacados por sus compañeros la semana pasada, con violencia y porque sí. Los casos de bullying crecen en las escuelas del país: de cada diez alumnos, seis reconocen que “molestaron” a sus pares y cuatro, de entre 10 y 18 años, manifestaron tener miedo. Más datos: a los padres les piden que se involucren para detener la violencia y a las autoridades nacionales que pongan el tema en agenda.
Los últimos dos casos de bullying tuvieron como víctimas a una adolescente de Oberá y a un chico de Tucumán. El último que se había conocido y que indignó al país fue el de Agustín, un chico con problemas madurativos de Wilde, quien a diario es atacado e insultado.
Con 12 años, Tania nunca olvidará lo que sufrió cuando fue interceptada y golpeada por otras tres alumnas de la escuela 448, según publicó la prensa de esa localidad. Todo fue filmado por adolescentes de otro colegio y por las mismas agresoras con sus celulares, aparentemente con la intención de publicarlo luego en internet.
“Creemos firmemente que el bullying se aprende y, por lo tanto, también puede desaprenderse. No se trata de etiquetar ni humillar a los estudiantes que acosan, sino de ayudarlos a abandonar esa manera de comportarse”, sostuvo la licenciada Candelaria Irazusta, una profesional que trabaja desde hace años en la problemática.
Para la estadística
La organización Bullying Sin Fronteras divulgó otro caso alarmante registrado en Tucumán, que sumó preocupación a las autoridades.
“Las autoridades de la Escuela Técnica 1 no salían de su asombro cuando detectaron que un alumno había concurrido a clases con un revólver calibre 22 largo descargado en la mochila, con el objetivo de terminar de una vez por todas el terrible acoso escolar que sufre de parte de sus compañeros”, señaló Javier Miglino, titular de la entidad.
El dato de que 62% de los alumnos reconocieron que alguna vez molestaron a compañeros surge de la encuesta realizada por el Observatorio de la Convivencia Escolar de la UCA, que también reveló que uno de cada cuatro alumnos de entre 10 y 18 años de edad manifestó tenerle miedo a alguno de sus compañeros. El 46% dijo sufrir la violencia “a veces” y el 11% “mucho”.
El papel de padres y docentes
El bullying también es cosa de los padres y docentes. Eso sostiene Candelaria Irazusta, psicóloga del Departamento Infanto Juvenil de Ineco, quien reveló que uno de los mayores objetivos frente al problema es que “los adultos responsables (padres y docentes) asuman que el problema existe, que es más frecuente de lo que parece, que tengan conciencia de su importancia y de las consecuencias graves que puede tener. Especialmente que ellos deben intervenir lo más pronto posible, porque las situaciones de malestar crónico si no se detienen, crecen”.
El bullying es una forma grave y específica de violencia escolar, un maltrato intencionado y perjudicial de un estudiante hacia otro, generalmente más débil, al que convierte en su víctima habitual. Los especialistas sostienen que suele ser persistente y reiterado, puede durar semanas, meses e incluso años.
Estos casos dejaron de ser aislados, y eso preocupa. El mes pasado se presentó la campaña “Si no hacés nada, sos parte”, cuyo objetivo es la toma de conciencia para evitar y frenar ese tipo de violencia.
Los impulsores de la campaña aseguraron que “el bullying, o acoso entre pares, es una forma de violencia. En las escuelas puede presentarse bajo diferentes modalidades, pero siempre conlleva daño y dolor”.
“Ocurre entre niños, niñas y adolescentes, pero para su positiva resolución es fundamental que los adultos se involucren activa y responsablemente”, plantean los especialistas.