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El Rancho de Jaime Dávalos, lugar de grandes

Lunes, 10 de noviembre de 2014 01:00
Luis Oliver y su cuñado, José Juan Coco Botelli.
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En esto de andar recordando no nos podía haber pasado nada más hermoso que conocer a don Luis Oliver, que ya nos deleitó con historias de nuestra Salta de antes.
El tema de hoy es El Rancho de Jaime Dávalos, del poeta y músico, hijo de don Juan Carlos Dávalos.
Don Luis nos cuenta: "En el año 1967 lo conocí a Baltazar Dávalos, hijo de Ramiro, pintor, quien me invitó a su casa, 20 de Febrero 647, teléfono 2114. Allí me presentó a su primo Jaime Arturo Dávalos, hijo de Jaime, con quien jugaban al pin pong (tenis de mesa)".
En El Encón
En esas circunstancias llegó el poeta y su hijo se lo presentó: "Nos hicimos amigos y a los pocos meses viajábamos al Encón, en carpa y bolsas de dormir para cada uno".
Jaime Dávalos era propietario de cuatro hectáreas en El Encón y dos lomas, en una esquina, que entra al Potrero, donde estaban internados los enfermos mentales.
Se instalaron en esa boscosa zona, según el relato de don Luis, y el grupo estaba conformado por Jaime Arturo, hijo de Jaime; su sobrino Baltazar, hijo de Ramiro, pintor hermano de Jaime.
Como si lo estuviera viviendo don Luis nos detalla: " Jaime compró camas de tiento para cada uno y a los días construimos un rancho al pie de una tipa de la loma de la esquina. También contrató a un pocero catamarqueño, don Silverio Vargas, de cuyo pozo sacábamos agua en balde para cocinar y regar la pequeña huerta de tomates".
Un préstamo de 8 millones
El proyecto del rancho era de alto vuelo: "Jaime Dávalos solicitó un préstamo de 8 millones de pesos al Fondo Nacional de las Artes, organismo que envió una inspección porque el pedido tenía como objetivo construir una hostería con salas para presentación de libros, exposiciones de pinturas y charlas culturales, entre otras actividades".
Y el día esperado llegó: " Cerca de las 21, en pleno invierno, se concretó la visita de los inspectores del Fondo. Anteriormente, al mediodía habían llegado de visita el doctor Abel Mónico Saravia, Martín Miguel Dávalos y su señora Violeta Ovejero; su hermano menor, más conocido por el Chiquilín, con quienes compartieron un rico asado acompañado por un buen vino".
Cuando llegaron los inspectores, cuenta el amigo, todos estaban en cama y él, si no entendí mal, acompañado de la "Chichí" Vargas, hija del pocero.
Fue una sorpresa que a las 21 entrara por la única huella de auto, que terminaba en El Rancho, al pie de La Loma, un auto negro con las luces encendidas.
"Jaime, que en esos momentos estaba con su guitarra componiendo un tema, acompañado por la débil luz de la petromax, salió a recibirlos y los invitó al siguiente día a almorzar y a conocer el lugar donde pensaba construir la hostería".
"Los trámites se aceleraron: Al día siguiente nos vamos con Jaime a la ciudad en su Ford, con el objetivo de buscar al arquitecto y amigo del poeta Ramón Chicho Gallardo, hoy una de las víctimas de la dictadura militar".
"El arquitecto era muy amigo de José Juan "Coco" Botelli, incluso, uno de los hijos del "Coco", el "Pachula", es ahijado del arquitecto".
"Después del almuerzo, con los inspectores del Fondo salimos a recorrer y evaluar el terreno. El deseo del poeta se concretó, allí se realizaron charlas literarias, exposiciones de pinturas y, por supuesto, la actuación del poeta y filósofo Jaime Dávalos con sus bellezas de obras como El Jangadero, con Eduardo Falú, la Zamba de Orán con el Coco Botelli".
Como si fuera la frutilla del postre nos relata: "Jaime tenía adoración por el Paraná, lo llegó a conocer cuando se fugó de su casa cuando tenía 15 años con el deseo de conocer el país, pero como linyera. Y lo consiguió. Esto último me lo contó el Coco Botelli".
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