A la mayoría de las personas les resultan placenteros los masajes. Las técnicas siempre son variadas y los beneficios también varían según el tipo de masaje que se realice.
Uno de ellos, son los masajes reductores. Una buena herramienta para relajar el cuerpo, eliminar la tensión y, de paso, reducir algunos talles en las zonas que más cuestan moldear con la ayuda de dietas o de gimnasia. Se presentan como una alternativa muy efectiva para eliminar la grasa corporal acumulada en lugares como la cintura, abdomen, brazos, piernas, cadera y glúteos. Con la técnica utilizada, la grasa se moviliza y mejora la circulación de la zona, por lo que también se reduce en buenos niveles a la celulitis y las toxinas del cuerpo.
La esteticista Rosana Antonietti ponderó a los masajes por encima de cualquier técnica que pueda derivar en una cirugía estética. Por supuesto que siempre se contempla la realidad de cada persona para saber qué es lo que les conviene a cada uno, sin embargo, Rosana destacó que los masajes no son invasivos y resultan totalmente placenteros. "Es algo que requiere de tiempo, de constancia y de conciencia a la hora de acompañarlos con buena alimentación y gimnasia. Siempre una solución rápida es ir a la cirugía, pero eso implica una anestesia, la posterior internación y hay muchas personas para quienes no es necesario alcanzar esos extremos", comentó la especialista.
Los tratamientos reductores requieren de 10 sesiones para ver resultados, aunque Rosana aclara que a partir de la sexta ya se pueden vislumbrar los cambios.
En algunos casos, los esteticistas recurren exclusivamente a la técnica de masajes, acompañada por cremas y elementos que ayudan a la reducción y movilización de las grasas. Otros también recurren a la tecnología como apoyo para su trabajo.
"Se pueden aprovechar los beneficios de las algas marinas en polvo, que vienen listas para hidratar y utilizar. También son recomendables las cremas con efecto reductor cuyos beneficios se pueden potenciar con el uso de ampollas que también venden en las farmacias para reducir grasas", explicó Rosana.
"Personalmente prefiero lo natural. Recurro al masaje manual, drenaje linfático y el uso de sustancias naturales como algas, fango, barrio, arcilla. Algunos también utilizan vendajes de yeso", detalló.
La especialista resaltó que es importante comenzar con una técnica suave, para que la clienta se adapte y de a poco se va aumentando la intensidad. En ese caso ya se pueden comenzar a implementar los aparatos. Entre estos se cuentan a los electrodos, las botas para drenaje linfático y las cápsulas de ozono.
COMO FUNCIONAN
La esteticista explicó que primero se realiza un masaje en la zona a tratar para lograr un calentamiento que aumente la circulación: "De ese modo se logra la lipólisis, es decir, que la grasa se va desarmando. Los esteticistas observamos a los clientes y vemos en qué zonas hace falta aplicar un masaje reductor". Luego se incrementa la intensidad del masaje y se recurre a los elementos que hagan falta según cada persona que se somete al tratamiento. "Lo bueno es que sabes que estás sometiendo tu cuerpo a un tratamiento natural, mediante el que verás los resultados si sabes cuidarte. Esto es un trabajo interdisciplinario y se debe acompañar con una buena dieta y actividad física porque todo funcionará en la medida en que se haga con responsabilidad".
CUANDO RECURRIR AL MÉDICO
Rosana contó que hay personas que recurren a un masaje reductor pero que deben ser atendidas previamente por un médico. "Esto no es solo una cuestión de estética. Si sos una persona sana, podes recurrir directamente a la esteticista, pero si tenés alguna enfermedad crónica lo mejor es que sea un médico quien te derive".
La esteticista aconsejó: "Si una persona tiene una pierna muy edematizada, por ejemplo, y quiere mejorar la circulación, lo mejor es que primero consulte con un médico. Lo mismo si tiene enrojecimiento o lastimadura en la piel".
Asimismo recomendó que quienes se sometan a este tipo de masajes, se aseguren de que los hacen con personas capacitadas, que cuenten con un título habilitante para ese trabajo.