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En habla del "manual del populismo" en latinoamérica y enumera varias claves ¿cuáles son?
Podemos ver que, en mayor o menor medida, la aplicación del manual del populismo se extiende desde México hasta Argentina. Incluye diferentes pasos. El primero es insertar dentro de la sociedad un odio, un resentimiento, que genera gran descontento, cuyo efecto es una sociedad que ya no quiere cooperar por sí misma, que ya no tiene solidaridad, que ya no quiere entrar en el intercambio de ideas o en el debate. El segundo paso, en caso de asumir el gobierno, es dejar completamente anulada la posibilidad de debate e intercambio de ideas dentro del organismo legislativo. Es crucial para los regímenes populistas tener una mayoría legislativa que no cuestione las leyes, las medidas y las órdenes del Ejecutivo. Acto seguido es importante dentro del organismo judicial implantar magistrados y jueces que sean aliados al régimen. Por ejemplo, lo que está pasando aquí en Argentina con el magistrado Claudio Bonadio, que se atrevió a investigar casos de falta de transparencia. Como si esto fuera poco se hace importante reformar la Constitución, sobre todo aquellas constituciones que tienen un corte de derechos individuales. También, restringir las libertades económicas: restringir la capacidad de comercio, controlar la importación y la exportación, la posesión de divisas internacionales. Y por último, es importante que con los medios de comunicación haya una total alianza, y para eso pues hay que restringir la libertad de expresión, amenazar al que piensa diferente o definitivamente prohibirles que se puedan expresar.
En el contexto regional, ¿cuál es la situación de la Argentina?
Argentina está en una situación intermedia. Creo que cualquier argentino puede ver los sucesos cronológicos de los Estados de América Latina con el populismo y lo que está sucediendo en vuestro país. Por ejemplo, la sucesión de dirigentes de la misma familia, las reformas a la Constitución, restricciones al comercio interior y exterior, jueces que están siendo perseguidos por tratar de ver la ejecución de cuentas del Ejecutivo y también la ley de medios que si bien no restringe la libertad de expresión, sí trata de implementar favoritismos hacia algunos medios.
En Zaragoza Ud. postuló que la tecnología y la educación son los medios para lograr un cambio...
La tecnología no solo ofrece un contacto real con cualquier parte del mundo, lo que permite ver lo que funciona o no en otros gobiernos y en otras latitudes. La tecnología nos ofrece una herramienta a través de la cual el individuo ya no depende exclusivamente de la educación pública que puede estar politizada o manipulada. A través de la tecnología cualquier persona puede hacer un curso de economía, de ciencia, de arquitectura, de publicidad, de cualquier materia académica que desee. Obviamente que para eso es importante que el mensaje le llegue al ciudadano y que entienda que a través de las redes sociales, internet y la tecnología puede adquirir nuevos conocimientos que lo van a llevar a ser un ciudadano empoderado, capaz de discernir y analizar críticamente las propuestas vacías de un populismo de turno.
Un aspecto crucial son los subsidios que, en gran medida, el Estado ha usado para contener el reclamo social ¿Qué piensa de esto?
Definitivamente los programas sociales son necesarios sobre todo en sociedades donde los individuos no se hacen responsables de las consecuencias de sus actos. Hay ancianos que no tienen un hijo o un nieto que se haga cargo de ellos; hay niños que no tienen padres que se ocupen de su educación y de su salud, en fin, muchos males y problemas. Por supuesto que los programas sociales no dejan de ser necesarios. El problema no es el asistencialismo en sí, sino que el asistencialismo se vuelve infinito. El problema de los programas sociales es la rosca de corrupción que se forma alrededor de ellos. Interesante sería ver un programa social que tuviera fechas límites y que tuviera medidas claves para sacar al individuo de una situación de necesidad y llevarlo a una situación de empoderamiento. Y que cuando ese individuo llegara a esa posición empoderada donde ya tuviera los recursos mínimos, donde ya tuviera a través de microcréditos una empresa, o haya sido becado para sacar un cierto nivel académico, que pudiera contribuir para continuar con los programas para que otras personas pudieran salir de su estado de calamidad.
¿En un gobierno populista Ud. cree que no es posible esto?
Creo que un gobierno populista se enfoca en manipular y en prometer cosas inviables, porque a la larga le conviene postergar la pobreza, pues es a través de la ignorancia y la pobreza que obtiene su mayor cantidad de votos.
En los años 80, los países latinoamericanos lucharon contra la dictaduras y se instalaron las democracias, en los 90 se difundió el neoliberalismo y en este siglo se asentó el populismo, en un movimiento pendular que va de izquierda a derecha ¿Qué puede esperar ahora?
Lo que pasa es que en ese movimiento pendular nunca de las cosas que se prometen se cumplen en la práctica. El consenso de Washington fue un fracaso porque a pesar de que en teoría se habló del libre mercado, cuando estos gobernantes llegaron a sus países lo que hicieron fue todo menos liberalizar el mercado. Concedieron privatizaciones a sus amigos, a sus familiares y así crearon monopolios privados que impidieron que hubiera una competitividad eficiente. Entonces cuando la gente dice que el neoliberalismo fracasó, realmente lo que fracasó fue la implementación de una economía de libre mercado como se había prometido en el Consenso de Washington. En los 80 y en los 70 la sustitución de importaciones que obligaba a estos países a dejar de importar y empezar a producir no funcionó porque lo que hubo que importar fueron las materias primas para aquí ensamblar productos carísimos de pésima calidad. Y ahora con el populismo vemos exactamente lo mismo: el populismo promete bajar la pobreza, bajar la ignorancia pero ya en la práctica lo único que hace es postergarla, reduciendo la clase media con una corrupción absurda, enriqueciendo los bolsillos de los que están en el poder.
En el cuadro regional que plantea ¿es posible esperar un cambio?
Creo que todos los cambios dependen del compromiso de la sociedad, del ciudadano, en volvernos diferentes. Si una sociedad está convencida de que la vía es seguir pensando en la riqueza como un pastel que nunca crece y que por lo tanto deberá ser redistribuido, pues adelante. Eso lo que produce al final es una legislación arbitraria que le da privilegios a unos por encima de los derechos de otros, y es lo que hemos venido teniendo desde los tiempos de la colonia española. Eso lo describe don José Ortega y Gasset en su libro La España Invertebrada. Creo que los latinoamericanos ahorita estamos frente al reto de analizar nuestra historia y ver realmente si lo que nos han contado que es, es lo que se ha implementado en la realidad, para entonces poder ver un futuro con mejores oportunidades.
Ud. habla del quiebre de las instituciones de la democracia, ¿que rol tiene en esto el narcotráfico?
Bueno, la criminalidad y el narcotráfico se benefician directamente del populismo porque los gobiernos populistas ofrecen paraísos judiciales y fiscales donde no se va a perseguir al narco por más que asesine, por más que extorsione, por más que robe, y porque además el narcotráfico puede ser una fuente infinita de dinero para financiar las campañas millonarias de los populistas aparte de ofrecerles una protección donde nadie se va a amenazar a un populista porque sabe que detrás hay un narco que lo protege.
¿Imagina un proceso como el "mani pulite" italiano para romper esa alianza entre el populismo y el narcotráfico?
La única manera que puedo ver que se pueda acabar con el narcotráfico es legalizando la comercialización de las sustancias que hoy son consideradas ilícitas. Honestamente no veo ninguna alternativa en que la guerra contra las drogas impuesta por Estados Unidos y que todos los latinoamericanos obedecemos a raíz de las necesidades estadounidenses y no de las locales, la podamos ganar. Entonces, creo que la única manera de acabar con esa simbiosis entre populismo y narcotráfico es legalizando la comercialización de esos estupefacientes.