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24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Las abras son límites naturales

Lunes, 17 de marzo de 2014 02:59

Uno de los rasgos geográficos apreciados, destacados y valorados en las cadenas montañosas del norte argentino son las abras. Estas son aberturas naturales en la montaña, o sea pasos a más baja altura que el resto de los cordones orográficos que las limitan. Permiten sortear una sierra, un filo o un macizo montañoso, ya sea a través de una senda para animales o bien por un camino vehicular. Existen infinidad de abras a distintas alturas sobre el nivel del mar por donde pasan desde huellas o sendas hasta caminos asfaltados.

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Uno de los rasgos geográficos apreciados, destacados y valorados en las cadenas montañosas del norte argentino son las abras. Estas son aberturas naturales en la montaña, o sea pasos a más baja altura que el resto de los cordones orográficos que las limitan. Permiten sortear una sierra, un filo o un macizo montañoso, ya sea a través de una senda para animales o bien por un camino vehicular. Existen infinidad de abras a distintas alturas sobre el nivel del mar por donde pasan desde huellas o sendas hasta caminos asfaltados.

Los filos de cordones y las abras son los límites geográficos naturales y sirven para delimitar comarcas, regiones y hasta países. Abra de Santa Cruz, hoy en litigio con Bolivia, es el límite natural que debería respetarse.

Algunas están tan altas que casi rozan los 5.000 m de altura sobre el nivel del mar, como es el caso del Abra del Acay en Salta, mientras que otras son cruzadas por amplias rutas internacionales como el Abra de Lipán (4170 m) en Jujuy.

La palabra abra aún cuando aparece en innumerables toponimias andinas es en realidad española y fue originalmente usada para referirse a las aberturas en las costas marinas que ofrecían buen resguardo a las embarcaciones. O sea que eran puertos seguros. Luego se aplicó a los pasos de montaña y, precisamente, en las montañas españolas a lo que nosotros llamamos abras ellos llaman puertos. Son sinónimos de abra los vocablos paso, portillo y portezuelo. Corominas señala que “abra” viene del francés “havre” que significa “puerto de mar” y que el término abra entró en América en el siglo XVI por comparación con el sentido de “abertura entre dos montañas”.

Un abra es entonces una hondonada amplia entre dos montañas que permite el paso con más facilidad y que actúa como una divisoria de aguas. Ellas fueron una bendición para los antiguos arrieros y caravaneros y hoy lo son para los viajeros, turistas, camioneros y para cualquier obra de infraestructura desde gasoductos a líneas de alta tensión, y desde rutas hasta ferrocarriles que pasan necesariamente por ellas.

Formas y origen

Cada abra tiene sus propias características geográficas y origen geológico. Desde el punto de vista geográfico, pueden ser más altas o más bajas, más anchas o más estrechas, más lisas y llanas o más rugosas y quebradas, más o menos abruptas, más o menos vegetadas, entre otros aspectos fisiográficos. Desde el punto de vista geológico, pueden tener muy distinto origen y haber evolucionado de acuerdo a los diversos climas y paleoclimas. Muchas de las abras de Salta y Jujuy, tales como la de Lipán, Pibes, Muñano, Abra Blanca y Acay, no solo constituyen una divisoria entre las aguas que drenan hacia occidente esto es hacia el interior cerrado de la Puna (endorreico) y hacia el oriente, esto es hacia la cuenca del Plata (a través del Bermejo y el Juramento); sino que además constituyen el límite geográfico y geológico entre la Puna y la Cordillera Oriental. El viajero que llega al abra siente esa increíble singularidad de tener un pie en una comarca o región y otro pie en otra. Como cuando alguien se para en un límite interprovincial o internacional y sabe que tiene un pie en cada provincia o país, o mejor aún la experiencia de estar en la mitad del puente sobre el Bósforo y saber que se tiene un pie en Europa y otro en Asia, o mejor aún uno en ­Oriente y otro en Occidente!

Dijimos que las abras tienen distintos orígenes geológicos. Ellas pueden estar relacionadas con un rasgo de origen tectónico, un rasgo de origen geomorfológico o una mezcla de ambos. Puede ocurrir que una falla geológica ponga en contacto rocas de distinta composición y dureza. Las rocas duras serán más resistentes a la erosión, quedando en relieve positivo y las rocas blandas serán más fáciles de erosionar, formando relieves negativos. También cuando quedan en contacto grandes masas graníticas elevadas como ocurre con el Cachi, Acay, Chañi y otros cerros de esa composición y las cadenas más bajas que la limitan generando entre ambas un paso o abra. Pero en su mayoría las abras son el producto de la erosión fluvial, glaciar o una conjunción de ambas.

Las cabeceras de ríos en un filo montañoso que corren en direcciones opuestas y se tocan por erosión retrocedente van a generar allí una depresión u hondonada. En las altas cumbres se desarrollaron en tiempos cuaternarios intensas glaciaciones. Hoy vemos algunos relictos por encima de los 5.500 m de altura. Sin embargo, en el último máximo glaciar, los hielos bajaron hasta los 4.500 m y esa morfología glaciaria de circos, morrenas y otras geoformas propias de la abrasión del hielo esculpió el paisaje dejando relieves en hondonadas y valles en “U”, algunos de los cuales se convirtieron en abras o pasos montañosos. También en una cadena continua de volcanes, como es la Alta Cordillera Volcánica que divide el norte argentino del norte chileno, la ausencia de un volcán o la confluencia de los laterales de dos conos pueden formar un espacio vacío, una abertura o una hondonada que da pié a un abra o a un paso. Pasos emblemáticos de la cordillera volcánica son el de Jama, Huaytiquina, Sico y Socompa, usados desde tiempos inmemoriales por los pueblos indígenas, caravaneros, arrieros, cazadores furtivos y hoy muchos de ellos son vía de tránsito de rutas internacionales.

Uno de los elementos destacados en la mayoría de las abras son las apachetas, altares de piedra donde se ofrenda a la Pachamama para pedirle protección y buen viaje. Las apachetas se van construyendo por el lento acumularse de las piedras que van depositando los viajeros. Los camioneros suelen dejar trozos de los minerales que transportan. Las ofrendas consisten en “convidar a la tierra” con acullicos, hojas de coca, cigarrillos y bebidas alcohólicas que se depositan en la apacheta. Otro de los fenómenos de las abras son los fuertes vientos que allí soplan. Son comunes los nombres de Abra Blanca, Abra Negra, Abra Grande, Abra Colorada y otros.

Algunos topónimos se construyeron con la palabra abra, aun cuando no respondan al rasgo geográfico, tal el caso de la ciudad de Abra Pampa o el caserío de Abralaite en la sierra de Aguilar, ambos en Jujuy. Abras emblemáticas son el Abra de Alto Chorrillos (4.475 m) entre San Antonio de los Cobres y Olacapato; el Abra del Gallo (4.630 m) entre San Antonio de los Cobres y Santa Rosa de los Pastos Grandes, Abra del Tolar entre Luracatao y el salar Centenario, Abra de Navarro cerca de Tolar Grande, Abra del Zenta (4.200 m) en la sierra homónima, y otras muchas como Limitayo (4.400 m), Cañaní (3.500 m), Tuctuca (4.300 m), Cóndor (4180 m), Tres Cruces (3.900 m), Fundición (4.400 m). En el Abra de Ovejería (4.207 m) hay una placa recordatoria al mítico baqueano Santos Puca. Un detalle no menor es la discusión sobre la altura del Abra del Acay en Salta. El viejo cartel de vialidad indica 4.895 m, los mapas modernos informan 4.950 m, mientras que distintos viajeros han medido alturas de 5.061 m e incluso 5.130 msnm. Como quiera que sea es otro de los motivos de orgullo para los salteños tener en su territorio el paso carretero de montaña más alto de América, e incluso algunos sostienen del mundo.

 

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