¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
13°
8 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

MIRA LOS CERROS

Martes, 13 de mayo de 2014 01:08
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Recordando mis días de infancia en Salta, me veo con mi abuela Sara saliendo de su casa en la calle Mitre para entrar en el Ford 36 de mi tía Sarita e ir por los caminos de San Lorenzo, Vaqueros, La Caldera, solamente para ver los cerros, el cielo y sus nubes. Cerros que tantas veces tuve como compañeros en mis largos paseos a caballo. Y hasta hoy, siempre que puedo, con la mirada busco estos paisajes, no importa que en tierras distantes, porque la emoción es semejante. Cerros que siempre serán mi lugar.

Y fue exactamente sobre ese sentir que el paisaje nos trae, que Alexander von Humboldt en el siglo XIX decía que observar objetivamente los paisajes con la mirada era inseparable de las emociones que ellos provocan en el observador. Y las montañas eran el mejor lugar para buscar el ideal del conocimiento total que combina ciencia y arte, donde está incluido el conocimiento de los hechos, pero también la experiencia humana de la interacción con ellos, la participación de las emociones humanas en las vivencias junto a la naturaleza.

Y siendo así, Salta, al estar encajada en un valle guardado por los cerros, no es apenas calles, casas y equipamientos urbanos; en su estructura más íntima están los cerros también. Y los cerros, a su vez, no son apenas áreas naturales que tienen valor geológico, biológico, ecológico o histórico o estético - escénico.

Todos estos valores evidentemente tienen que ser preservados, protegidos por su importancia, pero sobre todo tiene que ser perpetuada la conexión entre los cerros y su gente. El mirar y el ser mirado; cerros que cada salteño mira para fuera y para dentro de sí. Cerros de Salta que nos constituyen como individuos y como ciudadanos.

Cuando extendemos la mirada para allá de los cerros, vemos un mundo “globalizado” donde el sistema Estado soberano nonocéntrico cambió a multicéntrico. La soberanía de los estados fue dislocada para colectividades / empresas transnacionales que erosionan la nación, la ciudadanía y disminuyen la importancia del territorio y el sentido de pertenencia. Y así vamos haciéndonos frágiles y sujetos a los caprichos e intereses ajenos al pueblo y al país. Quizá sea hora de volver a mirar los cerros como lo hacía mi abuela.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD