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Es increíble que entre el barrio Intersindical y la localidad de San Antonio de los Cobres no haya una estación de servicio para cargar cualquier tipo de combustible. Si alguien sufre el percance de quedarse sin nafta (o gasoil, lo mismo da) en su vehículo solo podrá cargar combustible en Campo Quijano, pero ingresando en un mercado precarísimo ya que, con algunas buenas indicaciones de algunos vecinos, se llega a una casa de familia donde una persona ofrece cargar el combustible midiendo con una botella de plástico que alguna vez contuvo gaseosa. Y ni qué decir del precio.
Sé que las familias que desempeñan esta tarea, y que a través de ella tienen un ingreso económico, seguramente no estarán de acuerdo con mi postura. Pero la manipulación de combustibles es un trabajo de alto riesgo para ellos y para sus vecinos.
Campo Quijano muestra gloriosamente un cartel que reza “El Portal de los Andes”. Sin embargo, carece de un servicio tan elemental como una estación de servicio para quienes la atraviesan para ir del valle a la alta montaña y viceversa. Y más increíble aún es que las autoridades salteñas no exijan a los empresarios del sector instalar allí un surtidor.
Jorge Pereyra
La Silleta