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Llegó la hora de la verdad, el momento de demostrar quiénes somos. La Selección argentina, una potencia futbolística como pocas, deberá marcar hoy el objetivo de 40 millones de hinchas que la estarán alentando desde las plateas de una ilusión. Llegó la hora de Messi, Agüero o Lavezzi. La hora de romper las redes rivales, transpirar la celeste y blanca y dejar una parte de la vida en la cancha. Fin a los proyectos. Esta es la realidad.
Pero no habrá que confiarse ni subestimar al adversario, porque una derrota solo alimentará la desesperación y el fracaso. Tampoco habrá que olvidar que los dirigidos por Sabella no solo paralizarán un país, sino que producirán lo mismo en todo el planeta. Hoy el Maracaná será una fiesta, como también Brasil, Argentina y el mundo entero cuando la redonda comience a moverse a partir de las 19 y nos enfrentemos a Bosnia.
Quizás preocupe el 5-3-2 que paró el viernes el técnico argentino, quizás solo quiera asegurar un invicto o tal vez sea una estrategia de distracción, pero lo cierto es que hay millones de gargantas esperando enmudecerse con los gritos de gol. Llegó la hora de la verdad y demostrar por qué somos los favoritos y los mejores. Después vendrá Nigeria, Irán y todos los que se crucen en el camino.
Y mientras tanto... “FELIZ DIA, PAPA”.
Tres mil argentinos coparon las playas de Río de Janeiro en un emotivo banderazo de aliento para motivar a la Selección en el debut de esta tarde. Los albicelestes “pesaron” en Río ante la sorpresa de los cariocas.
La alegría no es brasileña
Argentina fue local en Brasil, al menos por unas horas. Y pisó fuerte en Río de Janeiro. Sacó pecho, eclipsó el color amarillo, tiñó de celeste y blanco el paisaje carioca y las playas, con la ansiedad incontenible a horas del debut ante Bosnia en el Mundial, con un emotivo banderazo de apoyo a la Selección de Alejandro Sabella.
Unos tres mil hinchas argentinos coparon la playa de Copacabana en la avenida Atlántica de Río de Janeiro, a la altura del parador 4.
Los simpatizantes argentinos se hicieron presentes espontáneamente en Copacabana y desataron un festejo bien federal. Todos los puntos cardinales del país estuvieron representados. Desplegaron banderas de Salta, Jujuy, Tucumán, Mendoza, Lavallol, Rosario, Santa Fe, Córdoba, entre muchas otras localidades.
Como contracara, decenas de policías trataron de contener la celebración para evitar cortes de tráfico y usaron gas pimienta de corto alcance para que la gente no desbordase la avenida Atlántica, una de las vías más transitadas de Río de Janeiro, que bordea la famosa playa.
Se espera que entre 50 y 70 mil argentinos visiten Río hasta la hora del partido (a las 19), según cálculos de la oficina consular.
La ilusión está a flor de piel y Río se contagió de la pasión argentina.