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Seis operarios resultaron heridos en Aguaray, el martes último, por una cañería de alta presión que se abrió como una lata de sardinas en la planta que se instala en Campo Durán, sobre la ruta 54, para ampliar las importaciones de gas desde Bolivia.
El incidente, que por poco no tuvo consecuencias trágicas, volvió a encender luces de advertencia en el sistema de gasoductos del norte argentino, tres semanas después de otra fuerte explosión que aterró a pobladores de Lumbreras, en el departamento Metán, el pasado 27 de mayo.
Hasta el cierre de esta edición, las empresas relacionadas con la nueva planta compresora de El Algarrobal (Refinor, Secco, Ariel y Saiko) mantenían bajo estricta reserva los reportes de la explosión que ocurrió el martes por la tarde a pocos kilómetros de la refinería que opera Refinor. Además de esa empresa, otras tres contratistas (Secco, Ariel y Saiko) tienen trabajadores afectados en el montaje de los equipos de compresión que permitirán aumentar los bombeos de gas desde los yacimientos de Tarija hacia la Argentina, gradualmente, hasta llegar a 27,7 millones de metros cúbicos diarios.
Ese es el volumen máximo que la empresa de energía del Estado Nacional (Enarsa) negoció con Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia en los acuerdos firmados hasta 2016, como parte del proyecto binacional que tiene como obra principal al denominado Gasoducto Juana Azurduy.
El tendido energético nace en Yacuiba, en el sur de Bolivia, y tiene a la planta compresora de Campo Durán como cabecera en Argentina, ya que allí también se emplazaron sistemas de separación y medición del gas importado desde el vecino país.
Ante la llegada de otro invierno con déficit de gas para cubrir las crecientes demandas en centrales térmicas, industrias y hogares del país, la puesta en servicio de los nuevos grupos de compresión instalados en El Algarrobal era aguardada con impaciencia, para estos días, en el Ministerio de Planificación Federal, la Secretaría de Energía de la Nación y Enarsa.
En ese contexto, las contratistas habían acelerado los trabajos y pruebas finales para la entrada en operación de los equipos necesarios para incrementar la importación de gas tarijeño cuando sobrevino la fuerte explosión que hirió a seis trabajadores, cinco de ellos con lesiones menores y uno hospitalizado, en observación, con conmoción cerebral y más de una fractura.