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El sábado último, saliendo de compras de un super ubicado en la peatonal Florida, observé a una joven llorando desconsoladamente. Ella había dejado sus pertenencias en el casillero N§ 54 para ingresar de compras. Al salir, abrió su casillero y se dio con que sus pertenencias no estaban (cartera con documentos, bolsas de compras, etc). Al reclamarle al guardia, este respondió que ella se había equivocado de casillero, desligando responsabilidades suyas y del comercio. Argumentó que la cámara de seguridad registró la equivocación de la chica y que por lo tanto la responsabilidad por la pérdida era de ella. Cuando le pedí que mostrara el video, el guardia se negó. Lo curioso de esta situación es que cuando viene la otra guardia y le pregunto sobre el video, esta responde que las cámaras no andan. Tiempo atrás presencié cómo en el mismo lugar era detenida una familia, en medio de un desproporcionado operativo policial. ¿A que estamos jugando? Por un yogur realizan semejante escándalo y cuando deben dar respuesta y hacerse cargo, se lavan las manos. El super, en definitiva, no ve lo que no le conviene.
María Belizan
Bº Santa Ana