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Villa Floresta continúa clamando por seguridad

Viernes, 08 de agosto de 2014 01:45
<div>PELIGROSA: VISTA DE LA CALLE MARIANO SARAVIA, DE VILLA FLORESTA.</div><div>
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La inseguridad en Villa Floresta empeoró. Ahora los vecinos sienten más miedo, luego de que la violencia en sus calles se viera reflejada en los medios de comunicación.
En los últimos días se profundizaron los enfrentamientos entre grupos antagónicos de adolescentes en la barriada y eso afecta a todos los vecinos por igual.
Hace tres sábados asesinaron al joven Sebastián Arteaga cuando intentaba defender a otro vecino de un ataque por parte de delincuentes. Lo mató a puñaladas un supuesto miembro de un patota del lugar.
Los deseos de venganza y la búsqueda de revancha encendieron aún más la violencia en el barrio y ahora todo está peor.
Por ese ambiente de inseguridad los vecinos salieron a la ruta a protestar la semana pasada, la noticia salió en todos los medios de comunicación y eso a los patoteros no les gustó; fue como tirar nafta al fuego, dicen los vecinos. La situación es grave si se tiene en cuenta que en el barrio conviven las patotas denominadas "La 22", "La 14", "Los Simpson" y "Los Karioma"; que pugnan por adjudicarse el control territorial de Floresta Norte, Centro y Sur.
En la lucha por el dominio hacen todo lo que sea para prevalecer. Según los testimonios, cobran peajes a los mismos vecinos. "Te cobran por caminar. Ahora asaltan hasta a los ancianos y se enfrentan a sus rivales con armas de fuego", dicen.
Las escaramuzas ocurren a cualquier hora y en cualquiera de sus enripiadas calles. Los vándalos son adolescentes que no superan los 20 años de edad en ninguno de los casos. Los vecinos cuentan que estos violentos invocan siempre a sus padrinos políticos como método de impunidad.
Muchos de los que siempre vivieron ahí no quieren que los mencionen por miedo, pero relatan que la noche que asesinaron a Arteaga fueron al menos 12 móviles de la Policía provincial y tres ambulancias, "que poco pudieron hacer por la violencia descontrolada de los patoteros", según testimonios.
"Cuando entran las dotaciones policiales todos los patoteros se unen y los expulsan violentamente", dijo una de las vecinas.
La zona de las calles Mariano Saravia en su intersección con Juana Manuela Gorriti "se volvió tierra de nadie y todas las noches se vinieron repitiendo los enfrentamientos a tiros". Los vecinos piensan que con la Policía provincial no podrán hacer nada y piden la urgente intervención del Estado para calmar la situación de extrema violencia en la barriada del este capitalino.
Sin gas, cloacas, asfalto ni médicos
™Los vecinos dicen que arrancan su partido, desde el minuto cero, con todo en contra.
Son incrédulos ante las proyecciones que hacen para que algo mejore.
No tienen gas natural domiciliario y la garrafa solidaria llega con solo 90 números que se reparten semanalmente "según las preferencias de la politiquería de los punteros".
En agua de red sale de a chorritos en invierno y en verano se pone peor, aseguran.
"Las cloacas no existen y todos los desechos son arrojados por las calles, en bajada, hacia Villa Mitre", grafican.
Todas las calles son de tierra a pesar de ser una de las barriadas más viejas de la zona.
"El único servicio que tenemos es el de energía eléctrica, pero pagamos las boletas como si fuera residencial", dicen.
Completan la situación adversa los pocos médicos que atienden en la salita del barrio.
El Tribuno pudo experimentar la virulencia con la que atienden a algunos vecinos en el centro de Salud del barrio.
Una profesional del lugar admitió que siempre hay al menos tres médicos.
"Así como los tratan a ustedes los de la prensa, nos tratan a los que vivimos acá todos los días", explicaron.

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