Hilda Kubiak tiene 72 años y hace 23 que se dedica al teatro. Se puso por primera vez bajo la piel de un personaje a los 50 años, cuando decidió que ya era hora de darle un nuevo sentido a sus días de esposa, madre, abuela y exdocente.
Antes de toparse en la Asociación de Jubilados con un cartelito que anunciaba el inicio de un taller de teatro dirigido por Oscar Montenegro, toda su vida se había repartido pareja y puntualmente entre los deberes de la casa y del trabajo. Veintitrés años después de su primera clase de teatro, Hilda Kubiak es reconocida hoy en nuestra provincia por su labor como actriz, directora y dramaturga, y esta tarde recibirá en el Salón Azul del Senado de la Nación el premio Lola Mora 2015, junto a otras nueve salteñas destacadas en diferentes ámbitos de la actividad social y cultural. Los galardones al mérito serán entregados por el senador Juan Carlos Romero hoy a las 18, en el Palacio Legislativo porteño, sito en Hipólito Yrigoyen 1847.
Antes de animarse a la ficción teatral, Hilda Kubiak fue laboratorista en el hospital San Bernardo y, simultáneamente, maestra de grado. Y además tenía cuatro hijos y una casa que brillaba al vuelo incansable de sus manos hacendosas. "Me jubilé en la escuela Gobernador Solá de Cerrillos. Siempre fui, ante todo, esposa, mamá y docente. Pero un día me enfermé. Estuve en Buenos Aires tres meses, caminando sobre un hilo entre la vida y la muerte. Me curé milagrosamente y para mí eso fue como renacer. Me pregunté qué cosas había hecho por mí a lo largo de mi vida, aparte de atender mi trabajo y mi casa. Y frente a ese cuestionamiento existencial decidí dar un golpe de timón", le contó Kubiak a El Tribuno.
Fue como abrir un par de compuertas. Cuando Hilda golpeó por primera vez a la puerta del salón de la Asociación de Jubilados donde Oscar Montenegro daba las clases de teatro supo que estaba haciendo, no ya lo "correcto" para todos, sino lo imprescindible para ella. "Mis compañeros de promoción de la Escuela Normal hoy me cargan porque yo era la más calladita y retraída del curso y, de repente, ahora soy la actriz", comentó.
La primera vez que Hilda Kubiak salió a escena en la piel de un personaje fue el 21 de noviembre de 1992, en El señor Eduardo, bajo la dirección de Montenegro y junto al Grupo Plenitud. Luego siguieron muchos otros estrenos bajo la batuta de Jorge Renoldi.
Por indicación de sus maestros en las tablas, Kubiak supo un día que era el momento de dejar el ámbito de los talleres para encaminarse a uno más profesional.
"Así fue como tomé mi primera beca de perfeccionamiento actoral con Claudio García Bes en Salta, y más tarde con Juan Antonio Tríbulo en Tucumán", contó la actriz, desovillando parte de su trayectoria. También estudió actuación con Gustavo Busilis, Gabriel Cosoy y Walter Neira. Y se formó como dramaturga con Rafael Spregelburg e Ignacio Apolo. A partir del 2003 comenzó a trabajar como instructora de teatro para adultos mayores con el INT, y luego dio clases en el Centro Cultural Hólver Martínez Borelli (UNSa).
Desde su debut con el Teatro Plenitud, Kubiak ha desandado todos los caminos que proponen las artes dramáticas: "Hice actuación, producción, dirección y dramaturgia. La primera obra que produje fue Equus es deus, de Jorge Renoldi. La primera obra que escribí se llamó Casi como un niño y narraba la historia de un duende. Como intérprete, encaré principalmente proyectos unipersonales", repasó la actriz.
Entre los personajes que nacieron de su pluma se destaca La Adolfina, una vallista de mirada pícara que año a año regresa al escenario con textos renovados.
Hilda Kubiak tiene cientos de recuerdos asociados al teatro. Los guarda puntillosamente ordenados en un álbum de hojas amarillentas que ya le quedó chico. Porque la actriz, directora y dramaturga sigue generando fotos y proyectos. "Ahora estoy escribiendo una nueva obra que estará basada en narraciones para adultos. Ya tiene directora designada: Claudia Peña", anticipó Kubiak a pocas horas de recibir su primer premio nacional.
Otras salteñas distinguidas con el Premio Lola Mora
*Andrea Silvera: por su labor social y periodística comprometida con la realidad de Orán.
* Ester del Carmen Olivera: por su dedicación como enfermera, coordinadora y asesora por los derechos indígenas y de los más necesitados.
* Guadalupe Colque: por su esfuerzo en mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer y sus familias.
* Lelia Zabala: por su labor como traductora de los idiomas wichi y chorote. Ayuda a vecinos con la fundación Sipas.
* Lucrecia Martel: por su carrera como directora de cine y series de televisión.
* Rosana Graciela Canavides: por su destacada labor como bombera de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Cafayate.
* Sara Mamaní: por su carrera como cantante, docente de talleres musicales, profesora de filosofía y miembro del Servicio de Paz y Justicia.
* Silvia Katz: por su carrera como artista plástica, ilustradora de libros de autores salteños y latinoamericanos.
* Zulma Palermo: por su desempeño como Profesora en Letras e investigadora.