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Sergio Rodríguez cursó la escuela primaria gracias a la compañía de su hermano. Si bien él era mayor por tres años, estudiaron juntos desde jardín de infantes. Durante todos estos años fue su intérprete y su papá fue quien lo apoyó y acompañó con las tareas de la escuela. Cuando llegó el momento de cursar el secundario las cosas fueron distintas. Su hermano siguió adelante con los estudios pero para Sergio el camino se puso cuesta arriba. El número de profesores y la falta de acompañamiento hizo que dejara de estudiar y se dedicara a trabajar. Así, durante 6 años trabajó en una imprenta haciendo almanaques y láminas. Cuando cumplió los 18 se animó y volvió a estudiar. Esta vez fue en un Bachillerato para Adultos (BSPA). Hoy, Sergio con 37 años es padre de dos chicos que no tienen problemas de oído y sigue trabajando con la imprenta, pero en su casa.
"Los chicos saben usar el lenguaje de señas y con mi esposa, que también es sorda, los acostumbramos a manejar las dos lenguas", contó Sergio a El Tribuno.
Hugo Farfán es diseñador gráfico, padre de dos niños, y también tiene la condición de ser sordo. La falta de audición le llegó a los 5 años, y las razones hasta ahora son un misterio. Pasó su niñez y parte de su adolescencia en la localidad de La Merced, donde vivía su familia. Allí hizo la primaria. Cuando le tocó hacer el secundario probó en una escuela del centro pero no pudo adaptarse y volvió a La Merced. Allí terminó como abanderado. "Al no haber intérprete o no tener un docente que conozca el lenguaje de señas, la lectura de los labios se agudiza. Estudió tres años arquitectura a la Universidad Católica y dejó. Luego conoció el diseño gráfico y esta vez alcanzó su título.
Su vida en familia no es diferente a la de cualquier otra persona. "Así como vos te emocionás al escuchar a tu hijo decirte mamá por primera vez, yo me emociono cuando mi hijo hace la señal de papá", describió Hugo.
Este diseñador gráfico aseguró que la falta de intérpretes hace que todo se complique. "Además, la mayoría de la gente piensa que por ser sordos tenemos problemas de aprendizaje o sociabilización o retraso y no es así", aseguró Hugo, mientras tomaba un anotador para recomendar un libro que ayuda a entender el mundo de los sordos.