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El Tribuno recurrió los centros de salud de villa Floresta, El Manjón y 20 de Junio para conocer cuál era el panorama en las zonas afectadas luego de que el agua bajó.
En las tres salitas, los agentes sanitarios y los jefes le dijeron a este medio que durante la recorrida no detectaron casos de diarreas ni de enfermedades respiratorias. Cuadros que suelen aparecer después de los temporales de lluvia e inundaciones. Sin embargo, dijeron que se definió un protocolo de acción para facilitar las consultas con los médicos.
Graciela Carrizo es supervisora de los agentes sanitarios del centro de salud 6 Manjón y 44 de Floresta. "En las recorridas no se detectaron casos de diarreas, tampoco otras enfermedades, pero trabajamos de forma articulada para que quienes lo necesitan accedan a la consulta médica. Les damos turnos", explicó Carrizo.
El jueves, por ejemplo, ella se acercó a villa Floresta para conocer cuál era la situación en uno de los sectores de la comunidad. "Lo que se ve es que el agua corrió con mucha fuerza desde el cerro hasta la calle. Hizo zanjas y dejó, por ejemplo, las cañerías al descubierto", explicó. Hay casas que debieron correr objetos para que el agua pase y no se acumule en las precarias viviendas.
El centro de salud de esa zona solo tiene un agente sanitario, quien visita 157 familias de un solo sector de Floresta, el que está sobre el cerro. Aunque el barrio es más amplio, hay otra parte que la cubre el centro de salud 18, de villa Constitución.
Adriana Vázquez, agente sanitario del centro de salud Manjón, tiene a su cargo varias familias de barrio El Jardín. Junto a sus compañeros, que en total suman ocho, recorrieron los sectores que fueron afectados y a las familias de mayor riesgo.
"Lo que más prevalece, en general, es que hay una invasión de alacranes, arañas, víboras y ratas que bajan del cerro o que vienen de los sectores aledaños que no se puede controlar", dijo. Ella al igual que sus compañeros aprovecharon esta semana para visitar las familias que tienen asignadas, unas 160 por agente sanitario. En sus visitas hacen énfasis en desmalezar, mantener la limpieza, no tener tachos con agua acumulada para evitar la proliferación de larvas y también evitar el avance de alimañas.
"Generalmente, después de las inundaciones, lo que más prevalecen son las diarreas. Estamos todos muy atentos, sobre todo en los menores de un año y los que tienen entre uno y dos años para darles asistencia", explicó la agente sanitaria.
Desde el centro de salud 7 de villa 20 de Junio, Valeria Giardino, jefa de la salita, le dijo a El Tribuno: "Fundamentalmente los agentes que tenemos, que son ocho, salen a recorrer las zonas afectadas con un fuerte trabajo sobre prevención de dengue, de chikungunya".
Giardino explicó que la salita cuenta con un móvil que sirve para trasladar a las personas que tuvieron una consulta de urgencia y que tiene que ser derivada a un centro de mayor complejidad. En este caso será hasta el centro de salud nodo de Manjón. "Hay algo que es importante aclarar, que las inundaciones no son un tema propio de salud pública, sino de infraestructura municipal. De todas maneras nosotros nos reunimos con el personal de salud y disponemos un dispositivo especial para abordar las necesidades que surjan de la comunidad", aclaró la médica.