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Desarrollo

Martes, 22 de diciembre de 2015 01:30
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Desarrollo

La palabra desarrollo tiene una gran convocatoria universal. Sin embargo, no todo desarrollo tiene en cuenta las exigencias más profundas de la persona y de la sociedad. No ha de extrañarnos, pues, que la Iglesia, tan favorable al desarrollo, advierta sobre sus peligros. Para no ir demasiado lejos, conviene rescatar lo que dice Juan Pablo II en su carta encíclica"Sollicituo rei socialis"( 30-12-87):

"... hoy se comprende mejor que la mera acumulación de bienes y servicio, incluso en favor de una mayoría, no basta para proporcionar la felicidad humana. Ni, por consiguiente, la disponibilidad de múltiples beneficios reales, aportados en los tiempos recientes por la ciencia y la técnica, incluida la informática, traen consigo la liberación de cualquier forma de esclavitud. Al contrario, la experiencia de los últimos años demuestra que si toda esta considerable masa de recursos y potencialidades, puestas a disposición del hombre, no es regida por un objetivo moral y por una orientación que vaya dirigida al verdadero bien común del género humano, se vuelve fácilmente contra él para oprimirlo.

Debería ser sumamente instructiva una constatación desconcertante de ese período más reciente: junto a las miserias del subdesarrollo, que son intolerables, nos encontramos con una especie de súper desarrollo, igualmente inaceptable, porque, como el primero, es contrario al bien y a la felicidad auténtica. En efecto, este súper desarrollo, consistente en la excesiva disponibilidad de toda clase de bienes materiales para algunas categorías sociales, fácilmente hace a los hombres esclavos de la "posesión" y del goce inmediato, sin otro horizonte que la multiplicación o la continua sustitución de los objetos que se poseen por otros todavía más perfectos. Es la llamada civilización del 'consumo' o consumismo, que comporta tantos 'desechos' o 'basuras'. Un objeto poseído y ya superado por otro más perfecto es descartado simplemente, sin tener en cuenta su posible valor permanente para uno mismo o para otro ser humano más pobre..." (n. 128)

Es apenas una muestra. ¿Por qué no tomarse el trabajo de leerla- o mejor, estudiarla- toda?

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