¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
18°
10 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos humanos. El cuento del poeta

Domingo, 27 de diciembre de 2015 21:07
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Laberintos humanos. El cuento del poeta

¿Ustedes conocen el cuento del poeta?, nos preguntó la mujer que amamantaba bajo el molle. Trata de un hombre que escribió unos versos sencillos que hablaban de las calandrias cantando en el pino en la mañana sus cientos de sones distintos y bellos, de la brisa fresca del aclarecer, del gallo golpeándose el pecho con las alas y gritando, del sabor del pan recién horneado y de otras tantas cosas semejantes.

Su poema era conmovedor y se hizo fama de buen poeta. Los vecinos le pedían glosas para las elecciones de reina de la primavera, los jóvenes le encargaban versos para sus primeras novias y los hijos para sus madres en su día, y el poeta empezó más o menos bien, aunque sus versos ya no fueron tan espontáneos como los primeros.

Algo más acartonados fueron los que compuso para un acto patrio, para su equipo de fútbol cuando ganó una copa y para el candidato de su partido cuando ganó las elecciones, y cuando ya creía ser el escritor de su pueblo, pensó que debía concertar los versos que lo volvieran universal e importante.

No sabía bien por dónde empezar, si por el orden de los planetas o por la química de la fotosíntesis, si enumerando a los gobernantes de su tierra desde los primeros y lejanos incas o describiendo hasta el mínimo detalle las imágenes del altar, y cuando tuvo su primer boceto de esos versos inmortales, resultaron tan aburridos y engreídos que nadie los toleraba ni entendía.

Eso nos pasa más o menos a todos en lo que va de ser niños a ser adultos, nos dijo la mujer que amamantaba.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD