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Laberintos humanos. Razones del rey
Los pueblos se miden por la dignidad de sus caudillos, nos dijo el rey Arturo para justificar que sus caballeros tuvieran por meta la conquista del Santo Grial. Que los campesinos de mi tierra sepan que sus jefes tienen la pureza para alcanzar semejante hazaña, es para nosotros la medida de nuestro poder.
Es cosa más que natural que el poder de un rey se basa en el respeto de sus súbditos, nos explicó. ¿Quién puede respetar a un caudillo que aspira a menos que a la santidad?, nos preguntó a lo que Armando le respondió que es algo que un candidato a presidente nunca incluye en su plataforma electoral.
Para nosotros, la posibilidad de que nuestras hazañas se conozcan también en su tierra es un aliciente más para tener buen éxito, nos dijo. La fama hace a la esencia de los caballeros y los reyes, agregó, pero fue entonces que debimos poner en claro que no éramos ni pretendíamos ser súbditos de su corona.
Nos costó horrores dejar de serlo del rey de España, le dije, y la independencia de nuestra patria es algo de lo que estamos muy orgullosos. No pretendo que mi gobierno, sino mi fama, llegue a tierras tan lejanas. ¿Para qué puede querer un rey inglés posesiones en zonas tan distantes?, me preguntó.
Quise explicarle que llegaría el tiempo en que un rey inglés no iba a pensar lo mismo, y que eso nos costaría la guerra de Malvinas, pero se me hacía que eso no le iba a interesar, y que además de sacarnos del camino del Santo Grial, acaso terminara por darle malas ideas. Como fuera, esto no era más que un cuento.