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El infortunado joven, quien fue identificado como Alberto Gabriel Zárate de 29 años y oriundo de Buenos Aires, ingresó ayer al hospital Juan Domingo Perón en horas del mediodía en estado gravísimo. Como consecuencia del estallido del explosivo trascendió que Zárate perdió una mano, parte de la otra, presenta lesiones gravísimas en una pierna y tiene gravemente comprometida la visión, además de quemaduras de segundo grado en el rostro. Dada la gravedad de su estado, Zárate fue internado en el servicio de terapia intensiva y permanece en coma inducido hasta tanto sea derivado a un centro de mayor complejidad en Buenos Aires.
En horas de la tarde desde el hospital Perón de Tartagal se aprestaban a trasladarlo vía aérea pero las malas condiciones del tiempo reinante en todo el norte no permitieron la llegada de una aeronave.
Extraoficialmente se conoció que el gendarme se encontraba prestando servicios en la desactivación de boosters sísmicos en el área de pozo La Cuchara en la zona oeste de Tartagal. Junto a Zárate se encontraba otro gendarme, miembro del equipo de desactivación de explosivos y otras 12 personas que pertenecen a la petrolera YPF.
Por causas que son materia de investigación, Zárate fue alcanzado por el impresionante estallido del booster sísmico. Las otras personas se encontraban a unos 15 metros del joven oficial por lo que no sufrieron lesiones de ningún tipo.
Un trabajo de varios años
Desde hace varios años el equipo de desactivación de explosivos de la Gendarmería Nacional Argentina se ocupa de la desactivación de los explosivos, merced a un convenio entre la fuerza federal y la empresa petrolera YPF.
Este tipo de elementos quedaron diseminados por toda la cuenca del NOA. Décadas atrás se utilizaban por parte de la estatal YPF para realizar los estudios sísmicos para determinar la localización precisa donde debían realizarse las perforaciones de pozos de gas y de petróleo.
No es la primera vez que en el norte se produce un accidente de este tipo, ya que por la erosión de los suelos que producen las lluvias, los boosters quedan prácticamente sobre la superficie a pesar de que fueron enterrados a más de un metro de profundidad.
Es la primera vez que un miembro del equipo de desactivación de explosivos de la Gendarmería Nacional resulta herido de gravedad al estallar un artefacto de este tipo. Zárate, según pudo conocer El Tribuno, se encontraba trabajando en la zona hacía más de un año realizando la desactivación de estos peligrosos elementos que pueden estallar espontáneamente aún sin ser manipulados. Al parecer las condiciones del tiempo -elevada presión y humedad- favorecieron el estallido del booster.
El gendarme se encuentra internado en el servicio de terapia intensiva con coma inducido.