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Laberintos humanos. Pañuelos descartables.

Martes, 08 de diciembre de 2015 18:05
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Laberintos humanos. Pañuelos descartables.

La muchacha entró a la cocina, se sentó la mesa y se sonó la nariz con un pañuelo descartable. No era que estuviera resfriada sino que lloraba silenciosamente. Se guardó los pañuelos en la cartera, me miró y me dijo que sufría por un amor imposible. Es un buen motivo para sufrir, le dije.

¿Usted cree?, me preguntó asombrada. Uno de tantos, le respondí, porque hay quienes penan por los amores que pueden, y tienen el mismo derecho a sufrir. ¿Y por qué es imposible su amor?, le pregunté. Porque a quien amo no me ama, me dijo, y eso que intenté de todo para convencerlo. Es un problema, le dije, porque para amar hacen falta dos.

Para amar hace falta uno sólo, me dijo como quien esperara mi argumento. Dos para que ese amor sea correspondido, dijo y pensé que su argumento era demasiado sólido para discutírselo, y además me parecía que ese no era el tema, porque lo que la muchacha parecía querer era contarme lo que le pasaba.

Se lo pregunté, y con la misma velocidad con que me diera la otra respuesta, me dijo que qué me importaba a mi lo que le pasaba a ella. Le dije que fue ella quien llamó a mi puerta y me empezó a contar su problema, que si por mi fuera podía seguir su camino guardando su secreto, y ella me dijo que así anda el mundo con gente tan individualista.

¿No se conmueve usted de ver a una joven llorando?, me preguntó. Sin duda que me conmueve, le dije, y si pudiera hacer algo por ayudarla lo haría, pero el tema es que no sé por qué sufre. Ya se lo dije, me dijo, sufro porque amo a alguien que no me ama.

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