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Finalmente la caravana se concretó a bordo de flamantes Estancieras IKA doble tracción. De regreso a Salta, El Tribuno continuó promoviendo el paso de Huaytiquina, único camino que unía la Argentina y Chile, de Mendoza al norte.
Comisión técnica
Durante la larga huelga ferroviaria de 1961, Vialidad provincial resolvió ocuparse del Paso de Huaytiquina. Es que la huelga de más de un mes había paralizado el comercio argentino - chileno por Socompa. Y así fue que el organismo provincial, en septiembre de ese año, envió a Calama (Chile) una comisión técnica para evaluar las condiciones del camino e instalar allí una estación de radio para informar a los viajeros sobre el estado meteorológico del paso internacional. Con ella viajó el ingeniero Carlos Rodríguez, quien a su regreso escribió para El Tribuno lo visto en el viaje transandino. Dijo entonces: "Yo no podría llamarle la Ruta del Viento Blanco; no sentí viento ni vi la nieve. Quizá el nombre del Viento Blanco atemorice y haga pensar que el viaje por esa zona sea una aventura. Quizá el nombre más adecuado sea Ruta de las Osamentas, pero este parece más terrible. Salimos de Salta -continúa Rodríguez- con buen tiempo. La misión específica de Vialidad era instalar una faena para terminar el tramo argentino hasta la frontera y ponerse en contacto con técnicos chilenos para ultimar detalles sobre el tramo chileno. En tanto Gendarmería, nos tenía informados sobre el estado del tiempo en el camino.
Campo Quijano
Eran las 14.30 del viernes 30 de septiembre cuando pasamos Campo Quijano. En la "Baqueano Ika" íbamos el ingeniero Bloser, Aramayo al volante y yo. En el jeep Land Rover, Ciotta y Jarruz al volante. Los vehículos eran de doble tracción y llevábamos elementos y alimentos necesarios para un viaje de esfuerzo. A las 18 pasamos por San Antonio de los Cobres y continuamos hasta Olacapato, después de pasar a 4.500 metros -lo más alto de todo el camino- en Chorrillos. A Olacapato llegamos sin dificultad a las 19.45 y la recepción de don José Gavenda nos permitió pasar esa anoche en su casa en muy buenas condiciones. El camino hasta Olacapato es muy bueno; al día siguiente comenzamos lo que considerábamos una odisea. Junto a no- sotros, viajaba en camión, un grupo de estudiantes de la Escuela Industrial de Chuquicamata.
A la 7.45 de la mañana del domingo 1 de octubre salimos de Olacapato. A 12 km abandonamos la ruta nacional y entramos al camino que va a la frontera y que Vialidad de la Provincia comenzó a arreglar. Pasamos Catua y llegamos al refugio que Gendarmería mantiene en Huaytiquina; eran las 9.45. Bloser y Ciotta estudiaban el camino, su traza y instalación de faena. Nada escapaba a los ojos de estos técnicos. Subimos la cuesta de Huaytiquina que tanto temíamos y ya empezaron a aparecer las osamentas de los vacunos que, a través de décadas, quedaron para siempre en esas alturas, sin poder llegar a destino en los arreos que se hacían para Chile. En lo que presumíamos era la frontera, estuvimos a las 11 de la mañana. De Olacapato a ese punto llevábamos 90 km recorridos a 4.058 metros. Siguió el viaje; las osamentas nos señalaban el camino y era impresionante la cantidad de huesos diseminados. Ya estábamos en territorio chileno cuando llegamos a la laguna Legía, a 4.400 metros y donde almorzamos. Sin problemas continuamos y a las 15 llegamos a Toconao, primer lugar habitado. Media hora después llegamos a San Pedro. De Olacapato a San Pedro habíamos hecho 250 km en 6 horas y cuarto. Allí nos esperaba Rubén Soto Gutiérrez, que nunca faltó a una cita por el paso Huaytiquina.
Después de descansar, continuamos a Calama donde llegamos a las seis y media de la tarde. Desde Salta habíamos recorrido 579 km en 13 horas. Del ambos lados habíamos pasamos tramos difíciles, aunque lo interesante es que se trabajaba en los dos lados. Calama estaba eufórica. y nos recibió con los brazos abiertos" concluyó el ingeniero Rodríguez.