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Injusticias de la justicia o paradojas de la vida, como se lo quiera rotular, lo cierto es que en la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán un hombre que fue procesado y condenado a 28 años de prisión, fue visto caminando tranquilamente por la calle sin regresar a la prisión, tal como está previsto en el régimen de salidas transitorias del que gozaba.
El sujeto recibió una pena de 28 años y siete meses de cárcel por abusos sexuales, robos con arma de fuego y un homicidio. Sin embargo, fumaba y caminaba tranquilo por las calles de Orán, como si nada. Con total impunidad se desplazaba de un lugar a otro.
El sentenciado es José Zurita, de 47 años, oriundo de Tartagal pero domiciliado en Orán. A los ojos de cualquier persona parecía un vecino más. Con andar pausado, manos en los bolsillos y un cigarrillo en la boca recorría las calles oranenses día tras día.
El sábado pasado, por la madrugada, efectivos de la Brigada de Investigaciones lo divisaron cerca de la esquina de López y Planes y Mendoza, casi en el corazón de la norteña ciudad. Su rostro les pareció familiar. Inmediatamente se dieron cuenta de que el sujeto registraba un pedido de captura en código rojo: había sido condenado a más de 28 años de prisión, cumplió parte de su pena y fue beneficiado con salidas temporarias, pero apenas atravesó la puerta nunca regresó, tal como lo establece el reglamento, y hasta ahora su paradero era un enigma.
Varios vecinos de la ciudad se sorprendieron al darse cuenta de quién se trataba. Zurita fue recapturado por los policías de la Brigada y retornó a la unidad carcelaria.
"El servicio penitenciario nos había puesto en conocimiento de que buscaban a este hombre por incidentes de libertad condicional. Él había incumplido el régimen", explicaron desde la Brigada de Investigaciones 2 de Orán.
"Tras ser atrapado, Zurita comentó que había cumplido con 12 años y 10 meses de cárcel y reconoció que cometió delitos graves, que fue beneficiado pero que no volvió más. El Tribunal de Juicio determinó que vuelva a ser alojado en la cárcel. No lo tuvimos ni ocho horas en la Brigada y lo llevaron al penal", añadieron.
"Se trata de un hombre que se pasó prácticamente toda su vida preso", finalizaron. Esa condición lo condujo a tomar de manera negligente la decisión de no regresar más, cuando en realidad lo debería haber hecho para seguir libre.
El sujeto recibió una pena de 28 años y siete meses de cárcel por abusos sexuales, robos con arma de fuego y un homicidio. Sin embargo, fumaba y caminaba tranquilo por las calles de Orán, como si nada. Con total impunidad se desplazaba de un lugar a otro.
El sentenciado es José Zurita, de 47 años, oriundo de Tartagal pero domiciliado en Orán. A los ojos de cualquier persona parecía un vecino más. Con andar pausado, manos en los bolsillos y un cigarrillo en la boca recorría las calles oranenses día tras día.
El sábado pasado, por la madrugada, efectivos de la Brigada de Investigaciones lo divisaron cerca de la esquina de López y Planes y Mendoza, casi en el corazón de la norteña ciudad. Su rostro les pareció familiar. Inmediatamente se dieron cuenta de que el sujeto registraba un pedido de captura en código rojo: había sido condenado a más de 28 años de prisión, cumplió parte de su pena y fue beneficiado con salidas temporarias, pero apenas atravesó la puerta nunca regresó, tal como lo establece el reglamento, y hasta ahora su paradero era un enigma.
Varios vecinos de la ciudad se sorprendieron al darse cuenta de quién se trataba. Zurita fue recapturado por los policías de la Brigada y retornó a la unidad carcelaria.
"El servicio penitenciario nos había puesto en conocimiento de que buscaban a este hombre por incidentes de libertad condicional. Él había incumplido el régimen", explicaron desde la Brigada de Investigaciones 2 de Orán.
"Tras ser atrapado, Zurita comentó que había cumplido con 12 años y 10 meses de cárcel y reconoció que cometió delitos graves, que fue beneficiado pero que no volvió más. El Tribunal de Juicio determinó que vuelva a ser alojado en la cárcel. No lo tuvimos ni ocho horas en la Brigada y lo llevaron al penal", añadieron.
"Se trata de un hombre que se pasó prácticamente toda su vida preso", finalizaron. Esa condición lo condujo a tomar de manera negligente la decisión de no regresar más, cuando en realidad lo debería haber hecho para seguir libre.
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