La violencia familiar ubica a la mujer como la principal víctima. Conceptos aprendidos cultural y socialmente figuran como algunas de las principales causas.
Visibilizada desde hace un tiempo, los especialistas coinciden en la necesidad de encontrar mecanismos para proteger los derechos fundamentales de los integrantes del grupo familiar frente a los cotidianos maltratos, insultos, humillaciones y agresiones sexuales que se producen.
Si bien las manifestaciones no son exclusivamente contra las mujeres, ellas son las afectadas con mayor frecuencia.
Perteneciente al equipo de psicólogos que trabajan en la Oficina de Violencia Familiar (OVIF) Ana Travaini, dialogó con El Tribuno.
¿A qué se debe que el foco de la violencia familiar se produzca en personas que no superan los 40 años?
Esto tiene que ver con las situaciones de vulnerabilidad y con la falta de orientación en una etapa anterior, como es el caso de las escuelas o las mismas familias. Se debe formar sobre cómo tienen que ser las relaciones de noviazgo y saber detectar señales y alarmas. Ese trabajo de preparación para las relaciones de pareja no se está produciendo a nivel de prevención, entonces encontramos en la juventud personas muy vulnerables.
¿Existe una causa determinante para que esto suceda?
La violencia es multideterminante. No hay una sola causa y en esto, los modelos y estereotipos del varón y la mujer que se repiten juegan un papel fundamental.
¿Desde cuándo se origina la violencia en las relaciones de pareja?
Las situaciones comienzan en el noviazgo y con las cosas simples que no les dan importancia, como los celos y el control. El mismo que se ejerce sobre el celular o las redes sociales por ejemplo. "Me aguanto estas cosas malas que tiene porque es buena persona", dicen muchas chicas y las conductas violentas se terminan naturalizando.
¿Cuál es el grado de violencia que sufren los hijos ?
Ellos son testigos de esas situaciones de violencia y la sufren de manera pasiva, o bien son también víctimas directas de esas agresiones. El hombre agresor despliega su violencia contra la mujer y todo lo que hay alrededor de ella, fundamentalmente los hijos. Hasta el momento se ha trabajado poco en este aspecto. Es un tema que hay que analizar y estudiar qué pasa con esos chicos, porque son las víctimas indirectas de los femicidios.
Son chicos que sufren mucho...
Sufren muchas carencias y viven momentos en los que necesitan ser cuidados y contenidos con mucho amor. Para ello hace falta que exista una pareja parental (padre y madre que desarrollan el rol de cuidado y crianza de un niño o adolescente) para que puedan crecer sanos. Cuando esto falla, cuando no existen los cuidados que necesitan, el crecimiento ya no es sano y se generan situaciones traumáticas. Es necesario ver de qué manera se soluciona eso. Por ahí existen otros miembros de la familia que pueden ser contenedores y equilibrar un poco la situación.
La mujer sigue siendo la mayor víctima...
Algo que me parece importante destacar es que la violencia contra la mujer no se da solo en la relación de pareja, sino también en los distintos ámbitos en los que se desenvuelve. Por ejemplo, existe en el trabajo cuando no se contratan mujeres porque después hay problemas por los hijos o la amenaza que puede quedar embarazada y "generar un trastorno". Si está al volante de un colectivo dicen a modo de chiste "ni loco me subo". También cuando vemos publicidades en las que se muestra que el lugar de la mujer es dentro de casa cuidando a su marido e hijos, desestimando otras capacidades y potencialidades que quedan postergadas.
¿Qué papel cumple el legado cultural y social?
Se espera que las mujeres seamos buenas, dóciles, tolerantes y pacientes, pero cuando planteamos disconformidad o malestar nos tratan de locas e histéricas. Esto y más pasa a diario, solo que nos acostumbramos y aprendimos a no darle importancia y que sea parte del juego. El desafío está en aprender, nosotras mismas, de qué se trata esto de la violencia contra las mujeres y a ponerlo en palabras para que no siga pasando.