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Ingeniero industrial de profesión, Jorge Lapeña, durante la presidencia de Raúl Alfonsín, fue secretario de Energía de la Nación. Además presidió la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) entre 1999 y 2001. Actualmente es presidente del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, entidad que tiene como objetivo propender a un aprovechamiento racional de los recursos energéticos y a un coherente desarrollo de sus actividades conexas que satisfagan los intereses de la población argentina. Lapeña explicó la situación actual del sector energético y qué debería hacer el próximo gobierno para lograr el autoabastecimiento energético, que se tuvo en la década de los 80.
¿Cuál es la situación energética actual que presenta el país?
Nosotros estamos en un final de época y el sector energético tiene problemas estructurales muy graves que son percibidos por la población que se da cuenta que no es normal que un país no pueda abastecer la demanda de energía eléctrica en muchas ciudades, particularmente en Buenos Aires y la zona metropolitana, donde hay cortes frecuentes.
¿Por qué se da esta situación?
Por una falla en la gestión y un déficit de inversión. Esto obedece a que se ha aplicado en los últimos años una política que ha llevado a la asfixia de las empresas distribuidoras, a una situación cercana al quebranto patrimonial. Esto se ha traducido en un fuerte déficit de inversiones que es la causal de los problemas que se observan en el área eléctrica. Por otro lado, yo diría que en general la economía energética de todo el sector está desquiciada. Tenemos por un lado usuarios y consumidores que no pagan por la energía que cuesta producirse y, por otro lado, tenemos un Estado que está enviando una cantidad de subsidios muy importantes dentro del sector energético que complica el funcionamiento de toda la economía, porque son fuertemente crecientes.
¿Cuánto dinero se va en subsidios?
El año pasado estuvieron en el orden de los 15 mil millones de dólares, que es una cifra enorme para la economía argentina. Esto habla de un segundo problema que afecta en general al funcionamiento.
¿Cuál?
Por otro lado tenemos una producción de petróleo y de gas que es decreciente desde hace muchos años que nos ha precipitado en la necesidad de importar cantidades cada vez mayores de energía y erogar una cantidad de divisas que el país no tiene en abundancia y que compromete todo el funcionamiento del sector externo argentino. Esos son los grandes problemas que el sector ha presentado y tendrían que ser resueltos a partir del 10 de diciembre con un plan acorde.
¿Es posible que se produzcan esos cortes en el norte?
No tengo un conocimiento exacto, pero hasta donde sé, por ejemplo, los sistemas eléctricos provinciales del norte están en mejores condiciones que los de Buenos Aires y Gran Buenos Aires.
¿Qué un país como Argentina importe gas y petróleo es lógico?
No sería lógico si tenemos en cuenta que Argentina tiene una larga y exitosa historia en esta materia. Logró descubrir el petróleo en fechas tempranas, a principios del siglo XX. Es uno de los primeros países de América Latina que comenzó en la explotación del petróleo y después el descubrimiento de grandes yacimientos de gas. Argentina ha tenido una gestión durante el siglo XX en materia energética que lo llevó a ser un país autoabastecido de energía. Esto no es algo fácil de conseguir, ni lo consiguen todos los países del mundo. Lamentablemente se ha perdido en los últimos 25 años por falta de políticas públicas apropiadas y una mala gestión energética. Pasamos de ser un país autoabastecido a una situación de importadores y esto me parece que es lamentable, podría haberse evitado.
¿Como es la situación en el norte en cuanto a sus yacimientos gasíferos y petroleros?
El norte ha sido una cuenca gasífera muy importante que está en una declinación desde hace muchísimos años. No se han hecho inversiones en exploración para incorporar nuevos yacimientos y este es uno de los grandes déficit que tenemos. De ahí es que tenemos una situación inversa a la que teníamos en los años 80 y 90, donde teníamos que ampliar los gasoductos para poder transportar el gas que se producía en esa zona. Hoy, en cambio, estamos pensando más en importar desde Bolivia que en producir en esa zona y esto enmarca el gran retroceso que se dio en la región del NOA en materia energética en los últimos 30 años. Es una región en retroceso.
Para revertir esto habrá que hacer inversiones exploratorias para descubrir nuevos yacimientos, evaluarlos y ver si son comercialmente explotables y ponerlos en producción.
¿En qué momento empezó esa política de retroceso?
Salta y la región han sido una cuenca especializada en la producción de gas pero también de petróleo. Esa declinación productiva se empieza a dar en la década de los 90 y se ha mantenido durante estos años. Estamos ante un proceso de declinación y yo focalizo las malas decisiones de los 90 precisamente como el inicio de esta caída porque se aplicaban políticas ultraliberales. Se privatizó la empresa YPF que tenía un papel muy importante en la región, se dejó de explorar, se dejó de descubrir nuevos yacimientos y esto llevó a una producción decreciente y con costos cada vez mayores.