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Si le soltamos la mano a la víctima volverá mil veces a relacionarse de la misma forma | Violencia de género

Domingo, 19 de julio de 2015 01:30
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Con más de ochenta denuncias diarias, la violencia familiar en Salta es abordada desde el ámbito judicial mediante la Oficina de Violencia Familiar (OVIF). Creada en el 2010, con el tiempo fue convirtiéndose en el punto neurálgico de la recepción y derivación de las causas por agresiones intrafamiliares.
En diálogo con El Tribuno, la directora del organismo, Amelia Fuentes, fue más que clara: "La función de la Justicia termina cuando un juez dictamina una medida de protección".
Brindar asistencia, seguimiento y contención a la víctima luego de la denuncia son aspectos que desde el organismo se destacan como competencia del Poder Ejecutivo.
A cargo de la oficina desde su creación, la funcionaria compartió la necesidad de crear un protocolo de acción para evitar la superposición de intervenciones, entre otros temas que abordó durante la entrevista.
¿De qué se encarga la Oficina de Violencia Familiar?
Es una oficina que está destinada al abordaje de la violencia intrafamiliar. Surgió teniendo como modelo la Oficina de Violencia Doméstica creada por la Suprema Corte de Justicia. En el 2010 teníamos otra modalidad, trabajábamos desde la interdisciplina. En ese momento, la oficina solo tomaba las denuncias de las personas que comparecían espontáneamente allí.
¿La realidad fue cambiando el objetivo?
Al cabo del tiempo, se evaluó la necesidad de que la OVIF tuviera una mayor cobertura en cuestión de violencia. Desde el 2012 no solo tomamos las denuncias de quienes comparecen a nuestras instalaciones sino que recepcionamos todas las denuncias de las comisarías del Distrito Judicial Centro.
¿Cuáles fueron las principales deficiencias con las que se encontraron en ese cambio?
Una de las grandes dificultades que se observó es la demora de la recepción de las denuncias que se originan en las comisarías, específicamente entre la realización de las mismas hasta que llega a nuestras manos.
Ese retraso nos llevó a arbitrar algunos mecanismos para subsanarlo. La demora es un tema sumamente complejo, ya que estamos hablando de una persona que fue a denunciar y que de manera inmediata necesita tener una medida de protección.
¿Cuáles fueron esos mecanismos?
Como consecuencia de tener un poco en cuenta estas deficiencias que se estaban generando en el sistema, durante diciembre del año pasado la Corte de Justicia firmó un convenio de cooperación con el Ministerio de Seguridad y el Ministerio Público Pupilar. El convenio se comenzó a implementar desde 19 de marzo de este año y consiste en un plan piloto que abarca nueve comisarías de la capital. Se trata de un sistema por el cual se informatiza las denuncias. Es decir, la denuncia que se radica hoy llega a nuestra oficina de manera inmediata. La idea es ir sumando cada vez más comisarías hasta llegar a una cobertura total.

¿Cuáles serían los principales beneficios de ello?
Los estamos comprobando con lo que sucede en las nueve comisarías del plan (primera, segunda, tercera, quinta, octava, novena, de 17 de Octubre, de barrio Solidaridad y 106 de barrio Limache). Los tiempos se acortaron muchísimo y eso nos permitirá, en un plazo corto, empezar a recibir las denuncias de todas las comisarías a través de este sistema informático que ya viene siendo utilizado hace varios años por el Ministerio Público Fiscal en las causas penales. La idea era sumarnos a él y darnos la posibilidad de que nosotros también recibamos estos documentos de manera inmediata para facilitar así el verdadero acceso a Justicia de las víctimas.
¿Cuánto es el tiempo que se acorta?
El tiempo que se acortó desde marzo pasado en las comisarías que están dentro del plan piloto es muy grande. Es inmediato, en un mismo día se puede hacer la denuncia y tener dictamen del juez, es decir, todas aquellas medidas que están previstas en el artículo 8 de la ley 7.403, que van desde una mera prohibición de acercamiento hasta las más gravosas como la exclusión.
Un gran beneficio en las respuestas...
Por supuesto, este mecanismo ayudará mucho a la persona que va a denunciar, ya que tendrá la tranquilidad de que ese mismo día y de forma inmediata la denuncia llegará a manos del juez. Hoy en día no existe esa certeza, solamente lo estamos viendo en las nueve comisarías mencionadas. En soporte papel hemos llegado a tener demoras de hasta un mes. Hay que contemplar las zonas, por ahí hemos tenido casos de denuncias de Iruya con demora y en este punto puede ser entendible, pero no se puede justificar porque estamos hablando de riesgos de vida. Se supone que quien va a denunciar es porque necesita una medida urgente, así que es inadmisible que existan estos tipos de demora.

¿Qué trabajo se está desarrollando con relación al protocolo?
Hay muchas cuestiones que inquietan a la OVIF. Nosotros podemos detectar cuáles son las deficiencias y debilidades del sistema. Esto nos ha llevado a pensar en la necesidad de elaborar un protocolo único de acción. Como primera medida, hemos pensado en realizar un mapeo de la violencia con todos los actores involucrados, porque somos muchísimos. Desde la Policía pasando por el Ministerio Público, se sigue un circuito y después se vuelve a caer en la OVIF. Eso muchas veces genera una superposición de intervenciones. Justamente con la elaboración de un protocolo y un mapeo de la violencia será posible ver con claridad todos los actores que intervenimos en el circuito y de qué manera actuamos para que no exista un doble trabajo.
¿En qué se caracterizan las denuncias recibidas en la OVIF?
Cuando la denuncia llega a la OVIF, la persona que toma la denuncia está calificada y tiene un nivel de alarma distinto que otros, que quizás no advierten ciertos indicadores propios de una víctima de violencia.
Esta persona tiene la preparación que le permite advertir cosas que quizás la víctima no puede expresar con claridad. Hay que tener en cuenta que para muchas víctimas no resulta fácil acercarse a la OVIF o la comisaría porque son individuos que se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad. Tienen mucho temor, vergenza y quizás lo que cuentan solamente es la cuarta parte de lo que realmente están viviendo.
La denuncia es sólo el primer paso...
Hay que tener en cuenta que la denuncia es el primer paso y a partir de eso hay que trabajar mucho. El hecho de denunciar no quiere decir que se está frente a la resolución del conflicto sino que representa el inicio de un largo proceso. Por ejemplo, a ningún niño le agrada que su papá sea excluido de la casa y, muchas veces, trasladan esta culpa a la madre. Además de toda la situación por la que atraviesan interiormente las mamás, deben trabajar con los niños para que puedan entender lo que ha sucedido y trabajar por supuesto desde lo psicológico.
¿Tuvieron muchos casos de mujeres disconformes con los botones antipánico?
La verdad es que no tenemos conocimiento de casos, por lo menos en nuestra oficina. Inclusive hemos realizado pedidos de botones antipánico para algunas mujeres que consideramos que los necesitaban.
¿Qué sentís cuando la víctima de femicidio había radicado una denuncia en su momento?
Siento que no llegamos a tiempo y que falta mucho por trabajar pero hay una cosa muy cierta: cuando se hace una denuncia por violencia familiar y el juez toma la medida de protección, allí es donde termina el circuito dentro del ámbito judicial. Después de esto hay mucho por hacer, y ese mucho por hacer después de la denuncia depende del Poder Ejecutivo con sus políticas públicas.
¿Qué tipo de políticas públicas?
Es muy importante que existan organismos abocados a sostener a la víctima luego de la denuncia, es decir ofrecer un seguimiento, contención y asistencia porque si luego de la denuncia a esta mujer le soltamos la mano, volverá una y mil veces a relacionarse de la misma forma.
Una historia que se repite...
La historia se repetirá. Si no es con el mismo sujeto, será con otro y otro porque ella aprendió inconcientemente a vincularse de esa manera. Naturalizó tanto la violencia que, cuando quiere entablar una nueva relación, vuelve a elegir una persona con las mismas características. Se debe trabajar después de la denuncia pero también es importante hacerlo antes de ella mediante la prevención. Por ejemplo, el noviazgo es una etapa fundamental porque es cuando comienzan a evidenciarse los primeros signos de violencia dentro de la pareja.
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