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¡Buen día! Manos divinas
¡Buen día! Hay muchos modos de imaginarse las manos de Dios. Y cuando decimos que nos ponemos en ellas ni siquiera imaginamos todo lo que la expresión incluye. Tal vez nos ayude una oración de Tato Ortega, titulado precisamente "En Tus manos".
Estamos en Tus Manos, Señor. A pesar de nuestras complejas computadoras y nuestros vuelos espaciales, de las luces de neón y las drogas que nos atan, estamos en Tus Manos. Manos que conocieron el trabajo y el cansancio, y repartieron el pan de todo un pueblo, manos grandotas y sabias, enormes y eternas, tus incansables Manos de Papá. Manos que empujaron al pueblo en el desierto, manos que acariciaron el dolor de cada santo, manos torturadas y sangrantes, y por eso mismo redimidas por amor, inmaculadas. En esas manos tiernas y fuertes, poderosas y sensibles, están depositados nuestro cansancio como pueblo, nuestros anónimos gestos, nuestros concretos signos de reconciliación.
Y por más que intenten confundirnos o desviarnos, nosotros ya no podremos olvidar Tus Manos blancas, perfectas, transfiguradas después de la Cruz, en signos palpables de Resurrección.
Por eso estamos en Tus Manos. Con nuestra deuda externa y nuestros desocupados, con nuestras confusiones y nuestros desacuerdos.
Estamos en Tus Manos, Señor, y queremos vivir y morir en ellas".
¡Hasta mañana!