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Belén hoy cursa el segundo año en el terciario Tomás Cabrera, que se encuentra en barrio El Huayco. Dice que desde que tiene uso de razón siempre le gustó mucho la pintura. "Cuando era chica prefería quedarme en mi casa a dibujar y a pintar con lápices de colores que salir a jugar con mis amigas. Mis papás con mucho sacrificio me compraban hojas y lápices para que yo juegue. Ellos siempre me apoyaron mucho en la carrera que elegí", cuenta Belén.
Cuando la joven terminó el primario, y al tener su vocación más que marcada, la madre la inscribió en el Polivalente de Bellas Artes. Allí realizó todo el secundario y profundizó más su "gusto por la pintura", afirma.
Murales
Belén realizó una gran cantidad de cuadros, todos pintados con acrílicos sobre madera y explica que también participó en la creación de murales en diferentes puntos de la ciudad.
"Por una amiga pude formar parte de la Fundación Raíces Nuevas y, gracias a ellos, pudimos realizar varios murales, como el que está en el puente que está frente a Villa Palacios o el de los peregrinos, que está en la rotonda de Limache, con los chicos de La Bohemia", enumera orgullosa.
Entre sus cuadros destaca dos retratos que, dice, significaron mucho para ella, ya que tomó como inspiración a sus dos hermanos más pequeños que tienen síndrome de Down. "Ellos fueron mis referentes al momento de pintar los cuadros. Junto con mi abuela, son mi motorcito y mi inspiración", explica.
La abuela de Belén nació en Bolivia y desde chica, cuando la joven la visitaba, ella le contaba historias de la Puna, las formas de vestir o la cultura y, según dice, esas imágenes le sirvieron mucho al momento de realizar sus trabajos.
El tema de la mirada en cada retrato es algo que salta a la vista al momento de apreciar un cuadro de la joven. "Me gusta mucho lo que transmite una persona con sus ojos. Me siento identificada, pienso que resaltar esa parte en una pintura es como que transmite más, es lo que yo mejor puedo plasmar cada vez que pinto", explica, y agrega que podría representar las manos, por ejemplo, pero lo haría sin dejar de lado la mirada y reflejaría todo en forma conjunta.
Referentes
Consultada sobre si en un futuro no muy lejano tiene pensado comercializar sus cuadros dijo: "Sinceramente no tengo idea a cuánto puedo vender un trabajo. La verdad, es algo que no tengo en mente por el momento, pero si tuviera que ponerle una cifra serían 700 pesos (risas) más o menos", sentenció.
Con sus 22 años, Belén dice tener muchos cuadros y réplicas que terminar. "La inspiración es fundamental al momento de poder terminar una obra. Algunos me demandan una semana o más y hay otros que los puedo pintar en un día, todo depende de cómo me sienta", explica, y vuelve a resaltar la figura de sus padres, a quienes profundamente agradece todo el esfuerzo que hicieron para pagarle sus estudios.