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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Los principios andinos no robes, no mientas y no seas flojo ya son mundiales

Miércoles, 23 de septiembre de 2015 00:30
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El lenguaje no solo describe la realidad: es sabido que por medio del lenguaje se puede fundar el mundo. Así lo aseveraron prestigiosos lingüistas a lo largo de los últimos siglos, pero la certeza acerca del inmenso poder de la palabra tiene profundas raíces en la historia de la humanidad. Y en el reconto están incluidos nuestros pueblos originarios. El gran Imperio del Tahuantinsuyo, por ejemplo, se forjó sobre una trilogía de preceptos morales que los incas -sabiamente- convirtieron en saludo cotidiano: "Ama Suwa (no seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Q'' ella (no seas flojo)".
La Asamblea de la Organización de Naciones Unidas votó la semana pasada para que estos principios, más allá de su carácter particular o andino, sean asumidos como universales "para una gestión pública eficiente y transparente".
"La resolución que reconoce el Ama Suwa, Ama Llulla, Ama Q'' ella ha sido aprobada por unanimidad", informó orgulloso el embajador boliviano en la ONU, Sacha Llorenti, el 14 de septiembre, a través de su cuenta twitter.
Desde Salta, Katia Gibaja, presidenta de la Fundación Ecos de la Patria Grande y de la Academia de Quechua Qollasuyo, también manifestó su profunda satisfacción. "Esta trilogía servía para organizar las conductas humanas con carácter de ley. De allí viene, por ejemplo, que mentir era un delito. Por eso la sociedad inca se basaba en la verdad, la honestidad y el trabajo compartido", enfatizó la docente peruana radicada en Salta.
Gibaja tuvo la oportunidad de reproducir en el foro de la ONU, en 2012, el saludo milenario que aprendió de sus padres en el Cusco. Fue durante la 56ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que tuvo lugar en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Gibaja asistió invitada por la Cancillería, en calidad de representante e intérprete del norte argentino. "En aquella oportunidad saludé en quechua, con los principios fundamentales del pueblo andino. Fue muy bien recibido en ese momento por todos los asistentes. Hoy es una realidad la revalorización de este trinomio que organiza las conductas humanas", señaló.
Esta trilogía de preceptos morales -transmitida de boca en boca durante siglos- adquiere hoy justa visibilidad como corolario quizás de la sostenida revalorización de la cosmovisión andina. Para los pueblos originarios de nuestro continente existe una fuerte integración entre el hombre y la tierra: el mundo es un todo y los hombres somos parte de él. Y esta visión late en su lenguaje.
El quechua o quichua es una familia de lenguas originaria de los Andes centrales sudamericanos a través de seis países. La cantidad de hablantes de lenguas quechuas se estima entre 8 a 10 millones. Se habla actualmente en Ecuador, Perú, Bolivia, el noroeste argentino y algunos pequeños reductos de Chile. Gibaja, que es quechuahablante y da clases en Salta, asegura que el interés por esta lengua se mantiene intacto: "En los últimos años se ha incrementado. Los salteños concurren a clases interesados en conocer la lengua y aspectos de la cultura ancestral andino inca. No hay edad para aprender el quechua. Tengo alumnos profesionales, docentes, estudiantes y jubilados", señaló la docente de la Academia Qollasuyo.
"Hay salteños que estudian quechua porque sienten que así saldan una deuda con sus antepasados y afianzan su identidad", Katia Gibaja
Paradigma ejemplar
Los principios milenarios "Ama Suwa (no seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Q' ella (no seas flojo)" fueron incorporados en la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia en 2009 y ahora, a partir de la adhesión de la ONU, simbolizan un nuevo paradigma para el mundo en lo que se refiere a la gestión pública. El presidente Evo Morales manifestó sentirse honrado con la decisión de la ONU: "Estamos muy contentos, muy honrados y halagados los pueblos originarios de Bolivia porque se han reconocido los valores de los pueblos andinos".
Una lengua para volver a las fuentes
Liliana de Lafuente, PROFESORA DE ARTE (41)
“Decidí estudiar quechua a manera de búsqueda personal. Mi familia por parte de padre es española pura. Mi mamá es calchaquí, pero a los 4 años la trajeron a la ciudad y le quitaron su lengua materna. A mí me hubiera gustado estudiar cacano pero no encontré quién me enseñara. Así que me incliné por el quechua. Para mí es un idioma muy espiritual. Además yo soy disléxica y siempre tuve problemas con la estructura castellana. Ahora descubrí que pienso como quechuista”.
Emiliano Herrera, ESTUDIANTE (34)
“Soy estudiante de filosofía y además soy profesor de música. En filosofía siempre se piensa en problemas actuales. Pero a mí siempre me interesó la identidad latinoamericana y decidí hacer mi búsqueda personal. Opté por apartarme de la tradición occidental para acercarme a las culturas andinas. Me enteré del curso de quechua a través de amigos. Las clases de Katia son muy interesantes porque uno no solo aprendés el idioma, sino también rasgos de la cultura andina que perviven en nosotros”.
Cristina Cisneros, AMA DE CASA (53)
“Mi hija de 16 años empezó a estudiar quechua y luego le siguió mi segunda hija, de 27. Volvían de clases y me contaban emocionadas lo que habían aprendido de la cultura andina. Mi hija menor decidió estudiar esta lengua después de leer en la escuela ‘Hasta volvernos a encontrar’, de María Belén Alemán. Yo vengo de una mezcla de españoles y diaguitas, pero siempre me tiró más lo diaguita. Me sentí muy atraída por el idioma quechua porque me conecta con la cultura de mis ancestros”.

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