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Un hombre de apellido Barroso llegó hasta la casa de un primo suyo, a quien tiempo atrás le había vendido la camioneta 4x4 para cobrarle una supuesta deuda, pero este último no salió a atenderlo, lo hizo un sobrino de ambos, David Barroso, según consta en la denuncia.
El presunto cobrador había bajado de un automóvil y se mostró furioso. Cuando el sobrino salió a la vereda para iniciar una conversación que calmara los ánimos tanto del vendedor como del comprador, el hombre, fuera de sí, sacó a relucir dos armas -una en cada mano- y comenzó a dispararle. Afortunadamente, y rápido de reflejos, la víctima, de 38 años, se arrojó al piso y, como en una película de acción, comenzó a deslizarse por debajo de la camioneta Toyota y del propio vehículo del agresor, quien no paraba de disparar con las dos armas, pero milagrosamente ningún proyectil logró impactar en la humanidad del agredido. Cuando se quedó sin balas el sobrino salió corriendo despavorido, mientras el agresor se fue caminando y dejó el automóvil en el que había llegado estacionado en la vereda de la vivienda.
A los pocos minutos se hizo presente en el lugar personal policial de la Brigada de Investigaciones, que realizó los primeros peritajes en el lugar. Sobre la camioneta doble tracción y sobre el automóvil Honda quedaron los orificios de algunos de los disparos que el atacante había realizado con un 22 largo y una escopeta recortada.
La policía salió en búsqueda del sujeto, que se fue del lugar a pie y que, obviamente, está totalmente identificado.
"Estoy vivo de milagro"
David Barroso manifestó: "Pensé que él venía para hablar sobre el tema de la camioneta, pero apenas salí sacó las dos armas y comenzó a disparar; me tiré al suelo, me escondí bajo la camioneta, el auto y detrás de un árbol, hasta que descargó las dos armas".
"Estoy vivo de milagro o porque Dios no quiso llevarme", finalizó el muchacho, shockeado por la situación.