Un buen baño termal y tranquilidad para Central Norte. En Rosario de la Frontera el equipo de Pedro Rioja logró una agónica victoria frente a Progreso por 1 a 0, que le permitió mantener el segundo puesto en la tabla.
Cuánto costó pero cumplió su objetivo, el cuervo ganó pero sufrió y más de la cuenta.
Progreso tuvo una clara chance de romper el cero cuando apenas transcurría un minuto de juego por Valeriano, quien libre de marca definió defectuoso. La presión del local era constante pero le faltó de precisión en los últimos metros. Central un poco desconcertado y afectado por la imprecisión para generar intentó y no pudo. Se notó a un Sergio Oga, el encargado de generar juego algo, incómodo. A esto hay que sumarle la poca claridad de los volantes, salvo el buen desempeño de Facundo Galarza, quien tuvo un gran debut.
El tirapiedras comenzó ceder en la presión dejando que Central creciera con más ganas que juego. Así llegó la primera situación de peligro, centro, la pelota supera a Oga que intenta definir de chilena y Maxi Martínez la mandó afuera. Parecía que la única forma de abrir el marcador era de pelota parada, Central tuvo una oportunidad pero tampoco lo logró, Oga sacó un potente remate y el travesaño ahogó el grito de gol.
En el complemento, debido a la incesante llovizna y a un campo de juego maltrecho, el partido terminó de desluciéndose, predominó el juego brusco y se resaltó el amor propio. Progreso no se resignó y continuó buscando, intentó sorprender de contragolpe o con algún centro cruzado pero careció de eficacia. El cuervo no lograba hacer diferencia, el trámite era parejo y engorroso; la cancha parecía un potrero. El telón caía y todo indicaba que el pleito iba a terminar en cero, que por cierto no estaba para nada mal. Fue al minuto 41 cuando llegó la polémica porque le anularon un gol a Miguel Puntano, quien ganó de forma licíta y de cabeza la mandó a guardar, pero todo quedó anulado cuando el línea sancionó posición adelantada. Jugadores y cuerpo técnico explotaron de bronca y reclamaron pero nada se podía hacer, la decisión estaba tomada. El cero le quedaba bien al partido, pero fue en ese momento (tiempo adicional) que Central Norte sacó a relucir su mística; otro centro, Melillo la bajó de cabeza y Reyes, el goleador azabache, la mandó a guardar. Festejo y desahogo, Central Norte ganó un partido chivo. ¿Victoria merecida? Quizás no, pero en el fútbol se gana con goles.