Con el homenaje que hoy el Festival de Cosquín le rinde al Cuchi Leguizamón, los grandes escenarios del país comienzan a recuperar a una de las figuras fundamentales del cancionero del continente. Y con él una de las obras más hermosas y complejas del cancionero popular. A casi cien años de su nacimiento -se cumplirán el próximo 29 de septiembre- su idea sobre la música popular recién comienza a vislumbrar una comprensión más general.
Encolumnándose tras esa idea de la belleza que buscaba el Cuchi, subirán al escenario el Dúo Coplanacu, Liliana Herrero, la Bruja Salguero, Lorena Astudillo, Bruno Arias, Nahuel Pennisi y, de Salta, la genial Melania Pérez, Chacho Echenique -integrante del Dúo Salteño junto al desaparecido Patricio Jiménez- que estará acompañado por el piano de Moro Leguizamón, hijo del Cuchi, que hará una chacarera con el armoniquista Franco Luciani. Luego subirá Luis Leguizamón, otro de los hijos del Cuchi que estará en el homenaje.
Las teclas siguen vibrando
En su casa de la avenida Belgrano, José María "Moro" Leguizamón nos recibe luego de un ensayo con Chacho Echenique. Juntos harán "Zamba de la viuda". Moro utiliza el mismo piano en el que su padre compusiera la música de esa zamba que rubricó con la letra de Miguel Ángel Pérez, "Perecito". "Yo vi nacer esa zamba. La música de mi viejo es maravillosa y creo que 'La viuda' la representa, por las armonías, los contrapuntos... Esa zamba es un todo, esa es la verdad", dice el Moro.
"Mi viejo decía que no ejercía como abogado porque cansa vivir de la discordia ajena, y debe ser que la edad ayuda a entender las cosas, porque yo también voy a ir dejando mi oficio de abogado para dedicarme a la música. Si bien el derecho me fascina, la música es lo único que te eleva", cuenta. "Me interesa ir a tocar donde me pidan. Primero, la música de mi padre, enseñarla tal como a él le gustaba que la toquen. Después, mi música. Yo fui, de toda mi familia y conocidos, el que más vivió con él. Conozco al Cuchi íntimo, al que lloraba y reía, al que se enojaba y se enternecía, y, por supuesto, conozco perfectamente lo que él quería de la música. Cuando toco este piano que él me regaló siento que está aquí, conmigo, tocando..., mi tatita adorado. El Cuchi es la persona que más amé y amo. Tuvimos una amistad maravillosa, en la que aprendí no solo de su música sino de su sabiduría. Por eso quiero ir adonde me inviten y dar a conocer su música maravillosa", dice.
Con una armonía única en la voz
Chacho Echenique fue una de las voces del inolvidable Dúo Salteño.
El homenaje de esta noche en la plaza Próspero Molina, se iniciará con la voz de Chacho Echenique cantando “La pomeña”, que el Cuchi compusiera con su compañero de arte y aventuras, Manuel Castilla. Luego, Chacho hará “Elogio del viento”, una canción con letra de Armando Tejada Gómez. La experiencia del Dúo Salteño representa mucho de la idea que el Cuchi tenía sobre cómo armonizar una canción folclórica argentina. Y lo complejo de cómo interpretar melodías que a simple vista no se aprecian tan complicadas. “Los cantantes cambian las melodías y, en lugar de enriquecer las piezas las empobrecen al simplificarlas. El Cuchi era un músico hipersofisticado”, señaló el concertista Pablo Márquez.
Y Chacho Echenique, a los 77 años, es una voz icónica de la música del Cuchi Leguizamón y sobre todo de su búsqueda estética. Se unió con Patricio Jiménez en 1967 con la dirección musical del Cuchi, adoptando una armonía basada en el contrapunto de las dos voces, cada una con una melodía diferente, para que se produzcan disonancias que le dan una sonoridad única. Serían revelación en Cosquín 1969.