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Esteban Chavarría
El Tribuno
Cuenta Peter Terey que, de regreso del “Guitarrazo de España”, Luis Salinas le preguntó a Oscar Echazú: “¿Por qué no hacen un guitarrazo en Salta?”. Y fue así que esa incógnita se transformó en un objetivo.
El guitarrista salteño -que engalana sus presentaciones con una Lucille- compartió la idea con su hijo, los hermanos Lamas, Pablo Arnedo, Walter Guzmán y Fernando Nochetti.
Así empezó un viaje plagado de dificultades pero con mucha ilusión, la idea empezó a tomar forma.
Julio Lamas confirma que esto sucedió apenas arrancaba el nuevo milenio y ya van 16 ediciones del Guitarrazo en Salta. Atrás quedaron las primeras presentaciones en el Café del Tiempo o en el local de La Afligida, frente a la estación de trenes.
En la cartelera estuvieron verdaderos apasionados de la música, como es el caso de Marcelo Roascio, un pionero en la edición de libros con audio de instrucción para guitarra eléctrica. También estuvo Luis Robinson, un armonicista que fue integrante de la Missippi y acompañante privilegiado de Pappo’s Blues y Los Redondos. Y en tres oportunidades, Ricardo Pellican, excepcional guitarrista de jazz que supo ganarse el afecto y la admiración de los músicos salteños para siempre.
Julio descarta cualquier prejuicio sobre el instrumento que da nombre a un espacio abierto a toda imaginación, pero no vacío de propuestas.
“No importa si es una clásica o una eléctrica, lo prioritario es madurar en cualquier expresión artística y en este caso, como músicos, coincidimos que la verdadera protagonista sea la guitarra”, dice con total honestidad Julio. “Tenemos la firme convicción de sumar otras disciplinas, como una estrategia de crecimiento. Esto, no solo se hace a pulmón, le ponemos también corazón a cada idea”.
Después de la XVI edición se abre la posibilidad de llevar el “Guitarrazo” a otras ciudades de la provincia.
En conversaciones con Sergio Bravo, el secretario de Cultura de la Provincia les prometió la ayuda oficial para llevar el periplo musical al interior.
“La semana pasada hicimos una punta de lanza con un taller de iniciación que llamamos Jornadas de Arte Integrador. Lo hicimos en Rosario de la Frontera, un lugar muy cálido y entrañable para nuestros recuerdos, porque siempre lo tenemos presente al poeta Jesús Ramón Vera, un impulsor incansable de la cultura en aquella ciudad. Esta experiencia fue enriquecedora y la queremos replicar en otros espacios”.
El propósito de la comisión organizadora del “Guitarrazo” es acercar distintas expresiones artísticas a las comunidades del interior provincial que muchas veces, por una cuestión de distancia, no acceden a muchas propuestas que quedan en el ámbito de la capital salteña. En las últimas ediciones, la productora Antarca se sumó para el registro audiovisual del festival.
“Como dice Julio, es necesario abrir el horizonte para poder seguir creciendo. El arte motiva la creatividad y cualquier expresión sensible; el arte nos hace crecer y crear otros futuros posibles”, afirma con convicción otro de los incansables animadores de la cruzada, Luis Enrique Burgos.
La nueva consigna es sumar diferentes disciplinas artísticas como pueden ser la danza, el teatro, la plástica, el muralismo, la poesía y una infinidad de expresiones literarias que en Salta tienen cabida. La cultura es una herramienta esencial en cualquier transformación social, y en este caso puede ser la música el motor para despegar.
Por falta de apoyo económico se han perdido oportunidades de acercar a Salta valores de la música de países vecinos. “Nos llegaron ofrecimientos de músicos que quieren mostrar su arte sin interés económico, pero el solo hecho de costear pasajes o estadía cuesta y no encontramos manera de financiarlos. Tenemos la intención de concretar, lo antes posible, la Fundación Guitarrazo y de ese modo transparentar los requisitos de dinero que pueden acercarnos empresas privadas”, comentan los músicos.
Es preciso entender que detrás de una manifestación artística no siempre hay un negocio, pero que el tiempo y la distancia son factores determinantes a la hora de acercar el arte en una comunidad.
La ayuda oficial o privada todavía convive entre un sinfín de interrogantes y vericuetos. Hace tiempo, la función del mecenazgo hacía posible la manifestación de muchas expresiones. Quizás el accionar del mecenas esté todavía librada a fantasías imprecisas en el imaginario popular. Pero hoy en día la necesidad de esos padrinazgos se hace imprescindible para cristalizar toda inspiración que merezca compartirse en una sociedad que crece.