inicia sesión o regístrate.
Desde hace más de 10 días, a la mañana y a la tarde, su rostro aparece en la televisión. Él brinda la información que considera conveniente sobre la desaparición y búsqueda del submarino ARA San Juan, desaparecido el 15 de este mes.
Es el vocero de la Armada, el marino más reconocido de los 400 que hoy integran la fuerza. Lamentablemente, la fuerza de la realidad lo obliga a esta dolorosa tarea de informar sobre lo que jamás hubiera querido: la desaparición de 44 compañeros de arma.
"Casado, con tres hijos, de profesión marino, submarinista y comandante del Submarino Salta". Así se define Enrique Balbi (52), el jefe del Departamento de Comunicación Institucional y jefe de prensa de la Armada Argentina, en su perfil de Facebook. Actualmente tiene el rango de capitán de navío.
Balbi es marplatense, hizo el colegio en el instituto San Alberto de Mar del Plata. Se recibió de bachiller en 1982 y, en 1984 ingresó en la Escuela Naval. Está casado con Patricia hace 28 años. Tiene tres hijos: Belén, Matías y Nicolás. Actualmente vive en Olivos.
Según publica en su perfil profesional en LinkedIn, se especializa en actividades náuticas, deportivas, subacuáticas y cuenta con una vasta experiencia en navegación por largos períodos de tiempo.
Es un especialista en submarinos: fue segundo comandante del ARA San Juan en 2004 y 2005. También lo fue del ARA Santa Cruz y comandante del ARA Salta en 2011. Después, se desempeñó como director de la Escuela de Submarinos y Buceos en Mar del Plata hasta 2014, cuando comenzó su actividad como jefe de Prensa de la fuerza.
Además de los títulos navales, estudió Comunicación Institucional en la Universidad Austral Argentina. También cursó un magister en Gestión Universitaria, Políticas y Planeamiento Estratégico Universitario en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Por otra parte, tiene un posgrado en gestión del riesgo en desastres de la Universidad del Salvador.
Muchas de esas habilidades fueron destacadas por los periodistas que asistieron al Edificio Libertad el jueves pasado cuando Balbi tuvo que vivir, quizá, uno de los días más difíciles: fue cuando le tocó informar que se había corroborado que el ARA San Juan había sufrido un "evento coincidente" con una explosión. Se especulaba que el vocero saldría acompañado por algún superior o, incluso, un funcionario del Ejecutivo. Pero nada de eso pasó.
Quienes lo escuchan y frecuentan sus partes de prensa sospechan que no dice todo lo que sabe y calla más de lo que dice. Pero sus camaradas le reconocen su claridad y manejo informativo. Del otro lado del mostrador -los medios- es visto como un hábil comunicador, que esconde en los pliegos de la formalidad lo que la Armada -sus superiores- no quieren que se sepa.