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Porque el fútbol es así, impredecible, incierto, la auténtica “dinámica de lo impensado” y por eso el deporte más lindo del mundo, el salteño Esteban Burgos pasó de ser villano a héroe sólo en cuestión de tres minutos, en la rutilante goleada de Rosario Central anoche en un Gigante de Arroyito repleto, por 4 a 1 a Racing Club, una semana después del clásico rosarino, en el encuentro que completó la intensa jornada dominguera por la vigésimo quinta fecha del torneo de Primera División.
El canalla, que viene envalentonado, con confianza absoluta, venciendo en ocho de los últimos diez partidos y espera agrandando a River Plate en la próxima fecha, vapuleó con practicidad, fútbol y contundencia a un elenco de Avellaneda timorato y con alarmantes fallas defensivas, que viene de sufrir su segunda derrota consecutiva tras perder en el clásico con Independiente, por lo que comienza a despedirse de aquella posibilidad de pelearle el campeonato a Boca.
Y uno de los puntales de la victoria canalla fue el ex defensor de Gimnasia y Tiro, el “borrado” del ciclo anterior que reapareció como titular en Rosario Central tras seis meses de ausencia, quien parecía ser el villano de la noche, pero terminó siendo uno de los héroes. Es que, tras la excelente definición de Teófilo Gutiérrez en el primer tiempo (el colombiano no lo gritó por respeto a su ex club), en el complemento, la academia se encontró con el empate tras una infantil falta en el área del futbolista salteño a Lisandro López, que el mismo “Licha” cambió por gol (8’ ST). Sin embargo, tres minutos después, Burgos enmendó su error y cambió reproches por ovaciones en la noche rosarina al guapear cual “9” en el área rival tras un centro preciso, para definir con potencia con un remate cruzado y así marcar la conquista clave, la bisagra, la que terminaría abriendo el partido a favor de un canalla letal que no perdonó.
Tras el gol de Burgos el día de su regreso al once inicial canalla y luego de un 2016 agridulce, que lo tuvo jugando Copa Libertadores, pero en el que también sufrió la falta de continuidad y terminó siendo “borrado”, para Central todo fue más sencillo. Los rosarinos aprovecharon otro balón aéreo para que sea Camacho el que gane en las alturas y amplíe la ventaja (15’). Y a dos minutos del final, el genial Teo inició una contra letal que continuó Colman con un extraordinario pase a Lovera, que definió como los dioses por arriba de Orión y sentenció la goleada.