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Pachamama: el valor del origen

En agosto, en Jujuy se vive una de las principales tradiciones del espíritu comunitario andino: la celebración a la Pachamama.
Sabado, 17 de junio de 2017 20:03
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Se dice que cuando uno viaja a Jujuy “es como entrar a la casa de un amigo” para vivir momentos inolvidables, no solo por la hospitalidad y generosidad de los vecinos de esta tierra sino también por la oportunidad de compartir expresiones profundas de una cultura viva.
En esta oportunidad nos referimos a una de las ancestrales tradiciones andinas como es la veneración de la Pachamama, que está considerada la más antigua de las celebraciones religiosas de América del Sur.

La ceremonia es para honrar, agradecer y pedir a la Madre Tierra por a prosperidad de todo el año. Los festejos se convierten en un espectáculo de color, música y bailes que recuperan coplas ancestrales en las voces quichua y aimara. Una fecha que recupera el espíritu comunitario.

Los festejos arrancan el primer día de agosto, el Día de la Pachamama. La ceremonia empieza muy temprano, con el sahumado de la vivienda, sus habitantes y las visitas. La basura juntada en las esquinas hace de base a la humareda que se complementa
con chacha y pupusa, dos plantas aromáticas típicas del noroeste.
Al mediodía se realiza la ceremonia en la que se alimenta a la Madre Tierra. En el ritual se hace en un pozo en la tierra -habitualmente se cava en el centro del patio- donde se colocan el sahumerio y la chicha, una bebida alcohólica típica y muy popular en la región. Los lugareños se arrodillan frente al pozo para pedirle perdón a la Tierra, le agradecen y rezan. Luego depositan en el pozo comidas criollas, hojas de coca, bebidas y otras ofrendas para nutrir el agradecimiento y el pedido.

La ceremonia concluye al tapar el pozo con una piedra blanca, lo que se conoce como una apacheta y es la marca que identifica al lugar para volver el próximo año a agradecer y pedir por otro período de prosperidad para la comunidad. La Madre Tierra también recibe cigarros encendidos que se prenden al fi nal de la ceremonia y se dejan en la apacheta.
El espíritu comunitario se consolida al final del ritual. Todos los participantes se toman de las manos para expresar el espíritu de hermandad y danzan en rueda alrededor del hoyo, al son de cajas y quenas en coplas. 

La Pacha es la Madre, todo lo que sale de ella es vida, y todo lo que regresa a ella recibe nuevamente vida. Por eso también se usa la tierra como elemento para curar; como en el santuario de Punta Corral, allí la gente pide a la Virgen y a la Pacha al mismo tiempo para curar sus enfermedades.

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