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En el departamento Chilecito las fi ncas abren sus puertas para agasajar a quienes deseen vivir una experiencia enriquecedora. Los viñedos, las barricas de roble y la producción son los elementos que harán un viaje inolvidable a quienes visiten estas tierras.
Chilecito y los Valles del Famatina son una amplia región productiva, con grandes viñedos. El cultivo principal es la uva para producir vino torrontés.
La visita obligada es recorrer las bodegas de los pequeños productores y las industrializadas, como cooperativa La Riojana, que cuenta con vistas guiadas, degustación y venta al público de sus productos.
Para aprender sobre varietales, la bodega Valle de La Puerta cuenta con visitas guiadas en bicicleta y auto. Una experiencia diferente es alojarse en el Paimán Hotel del Vino, en la localidad de Chañarmuyo, que se ubica entre viñedos y montañas. Un paisaje único para degustar en origen y disfrutar de visitas, caminatas, cocina regional y atención personalizada.
Las fincas producen también olivos, nogales y diferentes variedades de frutales. La región, es conocida en todo el país y en el extranjero, por la alta calidad de las nueces de la zona.
Si de disfrutar hablamos, el recorrido por Vuelta al Pique es una clara invitación a maravillarse con los paisajes majestuosos en cada tramo, donde los colores, el aire y el río, son los compañeros ideales para estos momentos únicos e irrepetibles.
Trekking en Famatina
Se trata de tres senderos situados en la ladera de la sierra del Famatina, cada uno de ellos con sus particularidades. Los senderos del Cable Carril, de los Ciruelos en Guanchín y del Camino del Inca en la Cuesta de Miranda están pensados para caminantes con ganas de disfrutar la naturaleza virgen, combinada con el turismo geológico minero o para seguir las huellas arqueológicas de los nativos de la zona.
Mina El Oro
Fue explotada por los indios diaguitas, tarea que luego continuaron los incas, los jesuitas y el gobierno de Facundo Quiroga. Más tarde la mina El Oro cayó en manos de una compañía norteamericana hasta que el gobierno de Juan Domingo Perón la estatizó y luego fue abandonada. Fruto de la centenaria avidez humana, quedaron 2.800 metros de túneles que atraviesan la montaña y los restos de un pueblito minero que llegó a tener unos 600 habitantes en las mejores épocas.